Protegiendo a las niñas frente a la cosificación

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He llegado a este post que la periodista Carme Chaparro ha publicado para Yo Dona (El Mundo) y acusa a una sociedad que convierte a las niñas en mujeres, desde el momento en que dejan de ser bebés. Carme se refiere a la historia de una madre quien frente a las quejas del colegio para que su hija (siete años) fuera sin maquillar al colegio, respondió que también deberían dejar de pintarse las profesoras… Como si fuera lo mismo, como si el trabajo de toda niña y / o niño no fuera (además de aprender) jugar y disfrutar de esa infancia que a los 9 años se nos antoja eterna, y a los 20 añoramos, a sabiendas de nunca volverán los tiempos de correr, ensuciarse, despreocuparse de casi todo, y ser libres.

No es argumento válido, desde el mismo momento en el que hay muchas actividades que los peques no pueden hacer por inadecuadas o por no tener las capacidades necesarias para hacerlo. Por ejemplo, una película de terror extremo sería perjudicial a los 7, un niño no puede subir el Everest, y un bebé de 4 años no debería encender el horno para hacer un bizcocho. Por una parte les incapacitamos para disfrutar de la infancia, por otra les exigimos una madurez impropia: hacerse solos la mochila del cole, pedir ayuda si les acosan en el colegio, etc. En mi opinión nos lo debemos plantear muy seriamente. Valeria ya nos había contado que hipersexualizar la infancia es el preámbulo a la cosificación de niñas y niños, hoy le daremos una vuelta más a este tema.

En una era en la que podemos comunicarnos con alguien en la otra punta del mundo, y leer periódicos publicados en Hawai, nuestra capacidad de decisión parece ir menguando progresivamente; y esto se nota especialmente en las mujeres y / o las niñas. Nuestros cuerpos están sometidos: la moda nos dicta como vestir, la publicidad qué tamaño deberían tener nuestros pechos…

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Esto también es violencia de género.

Eternamente jóvenes, sin manchas en la piel y moldeando el cuerpo al servicio del patriarcado… han quedado lejos las victorias obtenidas hace décadas. Podemos votar, estudiar, salimos de casa para trabajar y acudimos a asambleas sin acompañamiento masculino; sin embargo, a las formas más llamativas de violencia de género, se une una nueva: mucho más discreta, mucho más sutil. La belleza es interna, nos cuentan; pero solo vale la que se ve externamente.

En este post redundaremos un poco más en la idea de la cosificación de las niñas, y también daremos ideas para que las acompañéis en el proceso de crecer. Quizás no podamos impedir las interferencias, pero puede que el impacto en sus vidas se minimice. Puede parecer una exageración si os digo que existe un interés en que a las mujeres (ya desde niñas) se nos convierta en objetos de deseo. La publicidad se encarga de consolidar esta percepción, y no solo por las tallas imposibles que lucen las modelos, sino por una identificación con el producto que se pretende vender.

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¿Niñas siguiendo modelos de belleza?

¿Y sabéis? en una intento por demostrar que existe una cierta intención por hipersexualizar a las niñas, os diré que las series animadas ya no son inocentes, que los personajes favoritos de nuestros peques ya no tienen formas redondeadas (sino sensuales), y que existen ‘centros de estética’ que – como si de un juego se tratara – prometen diversión a niñas pequeñas que serán maquilladas y a las que se ofrecerán ‘tratamientos de belleza’.

Deseo volver a las consecuencias de la cosificación: no solo las niñas van a querer parecerse a ideales de belleza, además puede que la delgadez o los tratamientos capilares entren a formar parte de las conversaciones entre pequeñas amiguitas o compañeras. En el fondo, hay una perversión de la que pocas veces oímos hablar. Nos lo explica Jean Kilbourne en este video llamado “Killing us softly”: la cosificación justifica la violencia, y ocurre tanto en cuestiones de género, como con la xenofobia (por ejemplo).

Proteger a las niñas.

Siempre decimos que la comunicación es la base de toda relación familiar saludable, pero ¿qué podemos hacer? El acompañamiento activo y la presencia constante a su lado cuando son pequeñas es determinante; pero te interesará saber que en el día a día, hay otras pequeñas cosas, como:


  • Es conveniente que nos interesemos por su mundo, sus aficiones, sus gustos; esto es signo de cercanía, y facilita que nos perciban como accesibles.
  • Contenidos en televisión, o Internet: si los visualizamos junto a ellos, podremos exponer nuestros valores, y ayudar a nuestros hijos e hijas a desarrollar su sentido crítico.
  • Las mujeres reales no son como algunas de las muñecas que conocen, por eso es bueno que descubran de diferentes tipos.
  • Respeto a su forma de ser: la aceptación ofrece seguridad a las pequeñas.
  • Permite que sean niñas: que jueguen libremente sin temor a ser ellas mismas.
  • Nuestras hijas no necesitan competir con otras niñas para ser reconocidas; facilita relaciones de compañerismo e igualdad.

Vuestro ejemplo también puede convertirse en un referente para las niñas, que en el fondo desean tener un desarrollo armonioso, ¿las ayudamos?

Imagen central — No seas presa de la talla


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