Escuelas en la naturaleza: crecer entre bosques y aventuras

La idea de bosqueescuelas está creciendo muy rápido en España. Cada vez son más los padres los que se enamoran de las escuelas en la naturaleza. Y es normal que lo hagan. Son escuelas abiertas, flexibles y activas que ofrecen experiencias y descubrimientos nuevos cada día a los niños. Además, se basan en tres pilares que para mí deberían ser más importantes en la infancia: naturaleza, juego libre y respeto a los niños.

Son escuelas en la naturaleza que se alejan del concepto «cuatro paredes para enseñar» y de las actividades dirigidas cada día. Los maestros y educadores de las escuelas en la naturaleza proponen a los niños diversas actividades, talleres y juegos. Y ellos son los que eligen lo que quieren hacer (siempre teniendo en cuenta su seguridad y el apoyo de los padres).

Escuelas en la naturaleza: la naturaleza es el aula

Los niños que asisten a escuelas en la naturaleza, aprendan de ella y de todo lo que puede llegar a ofrecer. Son los protagonistas de su propio aprendizaje. Investigan, corren, experimentan y descubren cosas fascinantes. La naturaleza desarrolla su imaginación, su creatividad y despierta en ellos el interés por todo lo que les rodea.

Más allá de aprender a escribir, a leer y a sumar

Las escuelas en la naturaleza no solo se centran en la capacidad intelectual de los niños sino también en la humana. Escuelas que se adaptan al ritmo de los niños sin obligar a aprender contenidos que no están preparados todavía. Para los maestros que están en estas escuelas, es importante desarrollar y favorecer la expresión de emociones y valores. Si hay niños que muestran interés por la lectura y por la escritura, los educadores preparan actividades y talleres lúdicos para fomentar esas competencias.

El juego libre: muy importante en el desarrollo de los niños

A través del luego libre los niños desarrollan un aprendizaje activo y significativo. Se sienten libres de imaginar, de investigar, de correr, de buscar, de preguntar y de experimentar. Con el juego libre se fomenta la creatividad, la iniciativa y la resolución de conflictos. Las escuelas en la naturaleza recuperan el verdadero significado del juego: movimiento, expresión, libertad y aprendizaje. 

Libertad, experimentación y descubrimiento

En las escuelas en la naturaleza, los niños pueden explorarlo todo. En ellas se respeta la curiosidad innata y la autonomía. Hace unos días me contaba una madre que su primer hijo fue a una escuela infantil tradicional a partir de los tres años. Y el segundo está asistiendo a una escuela en la naturaleza. Ella ha notado una diferencia grande entre los dos: las jornadas del hijo mayor eran muy parecidas entre sí mientras que el segundo aprende cosas nuevas cada día.

La diversidad: los niños no están separados por edades

La mayoría de escuelas en la naturaleza no hay una separación por edades. En los grupos hay niños mezclados de cuatro, cinco, tres y seis años. De esta manera, se favorece el aprendizaje activo, las habilidades sociales y la motivación. Así, todos los niños aprenden de todos sin distinciones de edades ni de niveles. Es importante que aprendan a convivir con personas distintas (porque la sociedad está compuesta por niños, adultos, ancianos…)

¿Qué papel tienen los maestros y educadores?

Los maestros y educadores acompañan a los niños en su aprendizaje sin dirigir ninguna actividad. Dan la la oportunidad de que sean los niños los que elijan, los que experimenten y descubran por sí mismos. La observación es muy importante en estos proyectos educativos. Por lo tanto, los educadores aprenden cómo actúan los niños. Cuáles son sus compartimientos y cómo es su actitud ante un obstáculo o un conflicto. Cabe destacar que no hay evaluaciones ni calificaciones ni juicios.

Son muchos los beneficios de crecer en la naturaleza

Estar en contacto con la naturaleza cada día aleja a los niños del estrés y de la ansiedad. Aprenden a ser autónomos, a explorar y a respetar el medio ambiente desde pequeños. Se encuentran más motivados, más ilusionados y descubren que las consolas y los videojuegos no son las únicas actividades divertidas. Y también tenemos que hablar de la importancia de respirar aire puro, de estar en movimiento, de correr y de caminar.


¿Qué os parecen a vosotros las escuelas en la naturaleza? ¿Lleváis o llevaríais a vuestros hijos a una? Ah, casi se me olvidaba. Para ampliar la información de estos proyectos educativos, en breve podréis contar con una entrevista al equipo de la escuela en la naturaleza Ojalá Hoja. ¡Os animo a estar atentos al blog!


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