Si durante tantos siglos hemos parido en vertical, aún podemos hacerlo

Imagen tomada de care-challenge.com

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Empezábamos esta semana sumándonos a la celebración de la #SemanaMundialdelPartoRespetado, y Nati nos contaba que el proceso de aplicación de las recomendaciones de la OMS sobre uso de tecnología durante el nacimiento estaba siendo lento. Recordábamos entonces que “es posible tener en cuenta las preferencias de la mujer y disminuir el intervencionismo”, en beneficio tanto de la madre como del bebé.

Pocos días después, Valeria nos quitó la venda de los ojos con esta realidad: “las mujeres experimentan humillación y despersonalización” en un momento tan íntimo, vulnerable e IMPORTANTE, como es el parto de sus hijos. Apuntó la posición de litotomía en la que muchas nos hemos visto, y HEMOS visto en las películas: tumbadas sobre mesas de parto que a veces parecen potros de tortura. No es el único protocolo hospitalario que puede llegar a dificultar el progreso de un parto normal, pero el caso es que es de lógica pensar en la posición vertical como facilitadora, ya que la gravedad favorece que se acompañe naturalmente los pujos del bebé. Si queréis saber más, me voy a sumergir más en esta forma de nacer.

Un breve apunte: leemos en una entrada de El parto es nuestro que: “la mesa de parto se ha inventado para la comodidad de los profesionales sanitarios que acompañan» (bueno, a veces más bien condicionan) el parto. Y ahora os invito a preguntaros ¿por qué creéis que históricamente las mujeres han parido en posiciones de tronco más o menos verticales? Pues resulta que acorta y amplía el canal de parto (al permitir mayor apertura de las articulaciones), facilita el expulsivo con menos esfuerzo, y deja que la mamá contemple el nacimiento de la criatura.

Así pues, la tecnificación e instrumentalización del parto, no siempre es positiva para quienes paren (que no nos olvidemos que somos nosotras); pero en cualquier caso, ya lo decía Nati: se trata de poder escoger no sólo la postura, sino todos los aspectos relacionados con ese momento vital tan decisivo. Desde quien nos acompaña, hasta si queremos comer o beber, o pasear entre contracciones; pasando por el rasurado o el derecho de gritar si tenemos ganas de hacerlo (y sin que nadie nos inhiba).

Se considera una posición vertical estar en cuclillas, sentada o semisentada (com los muslos sobre el abdomen)

Si durante tantos siglos hemos parido en vertical, aún podemos hacerlo

Si durante tantos siglos hemos parido en vertical, aún podemos hacerlo.

El Ministerio de Salud peruano, publicaba en 2005 una norma técnica para la atención al parto vertical. Se manifiesta en el documento que existía un desencuentro entre personal que atiende partos (obstetras, matronas) y las madres, pues los primeros habían sido entrenados para atender estando la madre en litotómica, y las segundas rechazabanser asistidas en establecimientos de salud, pues preferían parir en vertical.

Se pretendía con la norma buscar el equilibrio entre los cuidados clínicos modernos y el significado del acto para las madres. En el país andino también existían hace 11 años (como en muchos países occidentales hoy en día) evidencias de que el parto vertical es fisiológico y facilitador.

¿Es mejor parir en vertical? En el sub apartado siguiente haremos un recorrido por las ventajas de esta postura. La modernización de la ciencia, nos hace creer en ocasiones que las prácticas tradicionales ya no son válidas, incluso cuando su eficacia ha sido probada. Pero no es cuestión tampoco de hablar en términos muy técnicos, porque aquí de lo que se trata es de parir, algo que las mujeres podemos y sabemos hacer si confiamos en nuestro cuerpo; y es que con este tipo de artículos (necesarios, no digo que no) queremos justificar lo que se debería justificar por sí solo.

Engelman (en 1882), describió en este documento, de qué forma la posición que adoptan las mujeres a las que nos referimos como primitivas, les permitía cambiar cuándo deseaban; evitando siempre estar tumbadas; lo cual tenía ventajas considerables para el trabajo de parto.

La galería a continuación muestra tres imágenes de partos verticales inmortalizados por esculturas o dibujos de diferentes civilizaciones. Han sido obtenidas en The Well Rounded Mama.


La postura en vertical es más natural.

La Guía de atención al parto normal de nuestro Ministerio de Sanidad, resume de esta forma la evidencia asociada a la verticalidad del parto: “las posiciones verticales o laterales se asocian (comparadas a la litotomía) a menor duración de la segunda etapa del parto, menos nacimientos asistidos, tasas inferiores de episiotomías, etc.»

Pero en Occidente queremos demostrar incluso lo evidente, aunque no nos olvidemos que esto es debido a la medicalización y la instrumentalización del parto: queda aún camino para que las y los médicos que atienden partos, renuncien a tener control sobre lo que sucede, para ceder el protagonismo a las madres. Sin prejuicio de que, aprovechando las instalaciones hospitalarias, se pueda atender con rapidez cualquier situación anómala.

En vertical el canal pelviano de la mujer y su tronco están en un ángulo más favorecedor respecto al plano horizontal. La postura vertical más común parece ser la sentada (hay sillas o banquetas especiales) o semidecúbito. Y como lo ideal sería que pudiéramos escoger posturas, habría quien se pusiera en cuclillas, de rodillas o de pie.

Imagen tomada de: partovertical.cl

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Las ventajas.

El descenso del bebé por el canal del parto es favorecido por la gravedad; el útero no ejerce presión sobre los pulmones ayudando a que la mamá se relaje. El trabajo de parto puede durar menos, pues como se ha apuntado arriba, el canal se acorta. Además no son necesarias tantas episiotomías, y la tasa de desgarros se reduce. No menos importantes son la sensación de libertad y control sobre el propio proceso que tienen las mamás, lo cual influye directamente en su satisfacción.

No tenemos que aprender a parir, porque ya sabemos hacerlo. ¿O no?

¿Qué nos ha pasado para que estando diseñadas para desempeñar con eficacia el protagonismo en los procesos de gestación, parto y lactancia, estemos tan alejadas de nuestra naturaleza?

Hace unos meses leí esta entrevista al famoso obstetra Michel Odent, al que conocemos tanto por sus libros (“El bebé es un mamífero”, entre otros), como por reivindicar la necesidad biológica de madres y criaturas de permanecer juntos tras el nacimiento. Como os podéis imaginar (si es que no lo conocéis) es un defensor del parto natural, y no duda en señalar la artificialidad de la se rodea el proceso del nacimiento, como causante de posibles situaciones traumáticas en la mujer y su bebé.

Contaba en dicha entrevista que tiene una tesis: “la medicina está neutralizando las leyes de la selección natural”, porque interferimos con la LEY BÁSICA que nos ha permitido colonizar el planeta. Este hombre es muy sabio, pues tiene más preguntas que respuestas (y el conocimiento es propio de quien se pregunta). La parte más difícil de leer es una frase que hace referencia a la pérdida de la capacidad de parir y amamantar a los hijos, al depender en exceso de la medicina.

Y para acabar con esta breve reseña, Odent nos recuerda (como lo ha hecho decenas de veces) que la madre debe sentirse segura y protegida durante el parto, necesita oscuridad y silencio; y que no necesita apoyo, refiriéndose con esta última frase a la justificación de la masculinización del parto (y entiendo que alude tanto a la presencia de pareja masculina, como a la intervención de médicos). ¡Uf! leer a Odent siempre me resulta un poco inquietante, tiene tanta razón.

La conclusión es que no pretendemos las madres rehuir de los avances médicos sino que nos permitan pedirlos cuando sean necesarios; pero también tener más libertad sobre la forma en la que queremos PARIR.


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