Lo ideal para nuestro bebé es pasar a su propia cama en torno a los 3 años. Sin embargo existen circunstancias en las que nos vemos forzados a adelantar este paso. Ya sea por tamaño, por necesidad o por madurez del pequeño.
Para nuestro hijo es muy importante que este cambio se dé cuando esté preparado, independientemente de la edad que tenga. Recordemos que cada niño crece a su ritmo y algunos, ya sea por tamaño o por madurez, van más rápido que otros.
¿Cuándo sé que mi hijo está preparado para el cambio?
A veces el cambio se da por razones muy obvias, como es el tamaño del niño. Hay bebés que son muy grandes, por eso es aconsejable que tengas en cuenta el tamaño de tu bebé cuando estés preparando su cuarto, antes incluso de nacer.
A veces preparamos minicunas o cunas de colecho, que no llegamos a utilizar o que utilizamos poco, si ya en las ecografías se ve que será un bebé más bien grande, lo más aconsejable es que tengamos esto en cuenta y desde un principio busquemos una cuna evolutiva. Este tipo de cunas se van adaptando al crecimiento de tu hijo, hay una gran variedad en el mercado, algunas de ellas pudiendo utilizarlas incluso como cama, retirando los barrotes.
Si no es por cuestión de tamaño puede ser que madure antes de tiempo y se den situaciones como que escale por la cuna. Hay niños que son más inquietos, curiosos y movidos, esto no es necesariamente malo, pero sí que es peligroso, porque podría caerse. No es recomendable que lo evites, si lo hace, es porque puede, pero sí que es un claro indicativo de que ha llegado el momento de cambiar a su propia cama.
El miedo a dormir en su cama
Todo cambio asusta, tanto a los niños como a los padres, si tu bebé es capaz de dormir en su cuna, no tiene porqué temer dormir en su cama. Probablemente seas tú quien pase más miedo de los dos al enfrentar este cambio. No te preocupes por pensar que va a llorar, que extrañará su cuna, o cualquier cosa que se te pueda ocurrir. Todo eso es perfectamente normal, por eso lo mejor es ir haciendo un cambio gradual. Por ejemplo si tenemos la cuna en nuestro cuarto, empezar por poner la cuna en su propio cuarto, para que no extrañe una nueva habitación.
En caso de que nuestro hijo esté habituado a ese tipo de cambios, y lo que tememos es que nos extrañe a nosotros, podemos empezar por tumbarnos con ellos hasta que se duerman, leerles un cuento y hacer que el cambio sea divertido y atractivo para ellos. Tenemos que intentar reforzar en ellos la idea de que pueden y deben dormir solos.
También existen alternativas, como fundas de peluche, que harán que se sientan más acompañados. Aunque lo más importante para que no tengan miedo es que sepan que no están solos por dormir en su cama, que pueden llamarte o ir a buscarte si lo necesitan.
Si aún pensamos que la cama puede ser peligrosa para ellos
Como ya hemos comentado, el momento de pasar a nuestro hijo a su cama, es cuando esté preparado para subir y bajar de la cama. De este modo, podremos estar tranquilos de que sabrá bajar y venir a buscarnos si nos necesita.
Como ya hemos dicho, una buena alternativa para su seguridad, es la cuna evolutiva de tamaño grande, ya que sus barreras se van adaptando a la edad y las necesidades de nuestro bebé, hasta convertirse en cama.
Si en nuestro caso, ya tenemos una cuna normal y lo que hemos decidido es pasar a nuestro bebé a una cama, podemos optar por diversas alternativas para su seguridad.
Barreras de seguridad: como su nombre indica son unas barreras que protegerán a nuestro bebé de una caída en una noche de sueño intranquilo.
Sabanas fantasma: son unas sábanas bajeras que se ponen al niño como si se tratase de una camiseta, para sujetarlo a la cama y evitar que pueda caerse mientras duerme.
Nórdico con cremallera: es una opción similar a la sábana fantasma, solo que el sistema consiste en una cremallera que sujeta el cobertor al colchón evitando que el niño se caiga.
Cama baja o al nivel de suelo: esta es la opción más recomendada por el método Montessori, alegando que refuerza su autonomía a edades más tempranas. Es cierto que para ellos es más fácil subir y bajar de estas camas, pero tampoco sufrirá su capacidad de ser autónomo por tener una cama más alta, siempre que pueda subir y bajar bien de ella. Por otra parte también tiene la ventaja de evitar otros problemas, como el temor a los monstruos de debajo de la cama, te será muy fácil explicarles a tus hijos, que ahí no cabe nada.