La obesidad está siendo un mal social demasiado alarmante, pero lo peor es que no solo los adultos son los que ganan peso de forma desmesurada... Los niños también lo hacen. Pero la diferencia está en que los niños no son conscientes del peligro que conlleva ganar peso y ser obeso, es obligación y responsabilidad de sus padres que los niños puedan mantener una buena salud física que les permita estar bien sin pesar de más.
Parece que la vida actual hace que los niños sean más sedentarios y más propensos a engordar. La vida llena de pantallas (televisión, ordenadores, tablets, móviles…) parece que obliga a los niños a pasar más horas sentados, desconectando de la realidad, del mundo que les rodea y de la importancia de moverse. Además, que estar absorbidos por la televisión también puede hacer que coman de forma más desequilibrada.
Es por todo esto que los padres tienen un papel muy importante en cuanto la nutrición y desarrollo físico de los niños. Tienen la obligación de educar a sus hijos hacia una alimentación saludable, con buenos hábitos de comida y que además, los niños aprendan (mediante el ejemplo y nunca la imposición) a tener una buena relación con los alimentos más nutritivos y saludables, como son las verduras y la fruta.
Además de esto, también es necesario potenciar el ejercicio físico en las rutinas diarias de los pequeños. Los niños y las niñas de forma innata necesitan quemar calorías, necesitan moverse, jugar y pasarlo bien. Por eso, es necesario potenciar las actividades con sus iguales o en familia que potencien estos movimientos saludables para su desarrollo físico y la mejora de su salud integral (tanto física como emocional). Dejar la comida basura a un lado también es imprescindible para que los niños se acostumbren a un tipo de alimentación más saludable.