La aparición de la actriz mexicana Kate del Castillo con un muñeco hiperrealista conocido como bebé reborn ha encendido las redes. En un vídeo publicado por ella, se ve cómo recibe el obsequio por su cumpleaños y lo presenta de manera desenfadada, dando pie a un aluvión de comentarios a favor y en contra.
Más allá del gesto viral, el tema ha reabierto el foco sobre qué son estos muñecos y para qué se emplean, especialmente en su uso en terapia emocional, formación y el entretenimiento, ámbitos con presencia creciente también en España y otros países europeos.
El gesto que encendió la conversación
Según se aprecia en las imágenes compartidas, la intérprete recibió su regalo número 53 de manos de su pareja, el director de fotografía Edgar Bahena, quien grabó el momento. La actriz observó los detalles del muñeco —manos, cabello, peso y accesorios— y bromearon con el nombre: acabó llamándose Guadalupe, “Lupita”, en alusión a la Virgen de Guadalupe, mientras comentaban que en casa “alguien” tendría un nuevo “hermanito”.
El obsequio procede de una firma especializada en estas piezas artesanales, Patsy Arte Reborn, reconocida por fabricar muñecos en silicona o vinilo con acabados muy realistas. La publicación acumuló miles de interacciones en poco tiempo, convirtiéndose en uno de los momentos más comentados del fin de semana.
La reacción fue inmediata y variada: hubo quien celebró el sentido del humor y la ternura del gesto, y quien manifestó incomodidad o desconcierto ante la relación afectiva que algunas personas establecen con muñecos de apariencia extremadamente real. También surgieron especulaciones sobre la maternidad, hipótesis que la propia actriz ha desmentido en ocasiones anteriores.
¿Qué es un bebé reborn?
Un bebé reborn es un muñeco artesanal concebido para imitar a un recién nacido en aspecto, textura y peso. Se elabora en vinilo o silicona de alta calidad, con pintura aplicada capa a capa para simular tono de piel, enrojecimientos, venitas y otros matices.
El nivel de detalle incluye con frecuencia cabello enraizado, pestañas, uñas y ojos de cristal, además de un relleno que aporta el peso característico de un bebé real. En algunos casos integran fragancias suaves asociadas al cuidado infantil.
Su uso es variado: además de coleccionismo, se utilizan como herramientas en terapia emocional y en formación (puericultura, psicología infantil o educación sanitaria), y también aparecen en rodajes de cine y televisión para representar recién nacidos de forma segura y controlada.
Reacciones y debate público
Tras la publicación de Del Castillo, los comentarios se dividieron. Entre los favorables, muchos destacaron el valor artístico y el trabajo minucioso que hay detrás de estas piezas, así como su utilidad en procesos de duelo, ansiedad o acompañamiento emocional.
Entre las críticas, se repitieron dos argumentos: por un lado, quienes ven “extraño” que un adulto trate a un muñeco como si fuera un bebé real; por otro, quienes contraponen el fenómeno a la realidad de la adopción y la infancia vulnerable. También aparecieron reacciones de miedo o inquietud por el hiperrealismo, un reflejo de la clásica sensación de “valle inquietante”.
Más allá de las posturas, el caso volvió a poner sobre la mesa preguntas recurrentes: ¿hasta qué punto arte, psicología y ocio pueden convivir en un objeto tan realista? ¿Dónde trazar la línea entre herramienta, coleccionismo y vínculo emocional?
Un fenómeno con presencia en España y Europa
El arte del “reborning” se consolidó en los años noventa y hoy cuenta con comunidades activas en España y otros países europeos. En Alemania, por ejemplo, estas piezas tienen presencia en grandes ferias de ocio y coleccionismo, donde atraen a públicos muy diversos y generan debate social.
En el entorno español existen talleres, cursos y grupos de coleccionistas que comparten técnicas y resultados, así como profesionales que los emplean con fines educativos y de simulación en aulas de salud y cuidados.
Precio, disponibilidad y usos profesionales
El coste de un reborn depende del material (vinilo o silicona), del nivel de personalización y del trabajo artesanal invertido: cuanto mayor sea el detalle, más aumenta el precio final. Suelen venderse por encargo o en series limitadas a través de artistas o marcas especializadas.
En la industria audiovisual y en rodajes, estos muñecos se emplean para escenas que requieren realismo sin involucrar a un recién nacido, una práctica extendida por seguridad y logística. También son habituales en prácticas formativas de cuidados infantiles, donde su peso y tamaño resultan especialmente útiles.
El revuelo por el regalo de “Lupita” ha servido como recordatorio de que los reborn no son un simple juguete: combinan artesanía, usos terapéuticos y aplicaciones profesionales, a la vez que dividen opiniones por su impactante realismo y la relación que algunas personas entablan con ellos.
