Pon un árbol en la vida de tus hijos

Niña pequeña columpiándose entre árboles

Habréis notado que hoy estamos hablando mucho sobre árboles, y es que es el #DíaMundialdelÁrbol… En este post no voy a hablar sobre plantar árboles, ni acerca de actividades relacionadas para hacer con niños, porque de eso ya se encargaron mis compañeras. Voy a hablar de la sabiduría que nos regalan los árboles, de libertad y de decisiones que si no se toman durante la infancia, difícilmente se asumirán después.

No todas las familias viven cerca de un bosque, no todos los niños viven en pueblos pequeños en los que la Naturaleza queda al lado de casa… Sin embargo todas las madres y los padres pueden hacer esfuerzos para que los árboles formen parte de la vida de los pequeños. Desde sumarse a plantaciones colectivas, hasta sustituir el ocio consumista por estancias de fines de semana en el mundo rural, y un largo etc.

En la actualidad son muy frecuentes las actividades programadas para niños o familias, tales como parques de aventura en la Naturaleza, visitas guiadas, senderismo, … Y en verdad todo suma, pero no olvidemos que durante la infancia (en especial a partir de los siete años) es muy importante que tengan libertad, y que vayamos permitiéndoles pequeñas aventuras en compañía de sus amigos, y sin adultos. Obviamente no son los mismo 13 años que 8, ni las destrezas o capacidad de reacción; pero cuando ellas y ellos pueden organizarse espontáneamente, suele haber niños más grandes que pueden cuidar de los pequeños.

Descubrir la Naturaleza y a los árboles, desde la sabiduría

Niña paseando por el bosque

Viendo la infancia de mis hijos en retrospectiva (y no son mayores de edad, pero al primogénito sólo le quedan tres años), me doy cuenta de que a veces he querido ser sobreprotectora. Y este concepto el de la sobreprotección, se puede aplicar muy bien cuando encontramos pequeños que ya no son bebés, ni necesitan una supervisión constante, y sin embargo tienen a los adultos prácticamente encima. Pues bien, más o menos exitosamente, en la mayoría de ocasiones conseguí “salir de la trampa”, así que a día de hoy son dos adolescentes que han subido a árboles, han hecho cabañas sobre los árboles, han transitado por senderos entre árboles… y no se han necesitado más que unos a otros.

Porque los árboles son importantes para la vida de nuestras hijas e hijos, y para la nuestra, y sólo se necesita hacer una pequeña búsqueda en internet a fin de comprobarlo: combaten el cambio climático, proporcionan alimento, marcan las estaciones del año, y mucho más. Pero tener que recurrir en exclusiva a los conocimientos escritos para descubrir todo esto, es muy triste. Triste porque el contacto con el medio natural es muy beneficioso para los niños, ya se habla desde hace unos años sobre el Trastorno por Déficit de Naturaleza (entre otras cosas), y es algo que no podemos obviar.

El equilibrio en la era de la tecnología

Personas tumbadas en la hamaca entre los árboles

No podemos obviar los beneficios del contacto con la Naturaleza, salvo que resulte del todo imposible que podamos facilitar a nuestros hijos este contacto; pero aún así, seguro que esas ‘pequeñas naturalezas’ de las grandes ciudades (parques arbolados y demás) proporcionan parte de las ventajas, con excepción de la libertad (por que el espacio es más reducido).

Rendirse y dejar de buscar el equilibro en plena era de la tecnología, es un error, porque un uso indiscriminado de los dispositivos electrónicos, provoca sedentarismo (y en consecuencia sobrepeso), des virtualización de las relaciones, etc. No digo que tengamos que prohibir la tablet o la consola, digo que nuestros hijos también han de conocer el mundo off line, y tener experiencias de vida más ‘reales’, por decirlo de alguna manera. Así se harán fuertes, crecerán sanos, y potenciarán habilidades sociales como la negociación, el diálogo, la toma de decisiones etc.

¿Qué de bueno tienen las cabañas en los árboles?

Niño abrazado a un árbol

Si bien subir a un árbol puede parecer una acción arriesgada, pues una caída desde varios metros puede tener una fatal consecuencia, un niño de 10 años puede haber desarrollado destrezas suficientes como para hacerlo con seguridad, y más tarde podrá transmitir su sabiduría a los más pequeños.


Y en cuanto a las cabañas… ¿qué niña no sueña con aislarse del mundo adulto junto a los amigos? Encima de los árboles o no, es muy estimulante que formen parte del mundo infantil porque al construirlas deben poner en marcha el ingenio, diversas estrategias de colocación de materiales, deben discutir y escoger la mejor opción, etc…

Y ahora sí: es decisión tuya: ¿pones un árbol o muchos en la vida de tus hijos?, o mejor dicho ¿les das libertad para relacionarse con la Naturaleza?


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