Quizá nunca antes te hayas parado a pensar por qué comer en familia es tan importante para tus hijos. La hora de comer no solo existe para alimentarse, es también aprendizaje y vínculo. Tus hijos necesitan comer en familia o al menos cenar (o cualquier comida del día que sea principal) y hacerlo todos juntos en la mesa.
Con las prisas diarias quizá no le des suficiente importancia a esto, pero es momento de que cambies tu perspectiva. Los niños cuando comen en familia se sienten importantes, saben que pertenecen a un núcleo familiar importante y su autoestima y concepto de sí mismo mejora. Disfrutan de las conversaciones en familia y estrechan vínculos con los miembros que conviven bajo el mismo techo.
Se potencia una buena comunicación y también la conversación. Los niños aprenden a conversar y también a escuchar a los demás, a empatizar con lo que otros sienten. Hablar de las cosas que ocurren en el día a día de cada uno os acercará para estar mejor unos con otros. Esta cercanía emocional es el mejor regalo que le puedas hacer a tus hijos en su infancia y en toda su vida.
Además, comiendo en la mesa en familia, los niños también aprenden. Aprender a que los alimentos se deben cocinar, aprenden a comer bien cuando sus padres se preocupan porque los alimentos que haya encima de la mesa sean saludables. Incluso pueden aprender a cocinar si sus padres emplean el tiempo y la paciencia suficiente para enseñarles.
En definitiva, comer en familia es un momento que todas las familias deberían priorizar por encima de todo. Es sin duda un regalo emocional para los hijos que nunca olvidarán y que les ayudará a formar su identidad que les durará toda la vida. Prioriza la comida o la cena, pero hacedla todos juntos en familia. Para el ritmo frenético y disfrutad unos de otros.