Los padres saben que tienen que cuidar la salud física y emocional de sus hijos, se sacrifican cada día para conseguirlo, pero, ¿qué pasa con los padres? Ellos también son importantes y deben aprender a interiorizar que su salud emocional es vital para la felicidad de los hijos. Las necesidades de los hijos son importantes, por supuesto… pero es igualmente importante recordar cómo te cuidas a ti cada día.
Los niños están naturalmente muy en sintonía con los estados de ánimo de sus padres. Poner cara de valiente o negar nuestras frustraciones nunca enmascarará completamente lo que estamos sintiendo, y estos sentimientos, que sin duda perciben nuestros hijos, seguramente les impactará en su desarrollo físico y emocional.
Por lo tanto, cuidar nuestra propia salud mental es un factor clave para ayudar a nuestros hijos a sentirse felices. No importa cuánto nos molestemos, nos preocupemos o nos interesemos por ellos, si no nos sentimos satisfechos con y en nosotros mismos, es muy probable que hagamos más mal que bien en términos del bienestar emocional de nuestros hijos.
Es por eso que nosotros, como padres, tenemos que preguntarnos: ¿Cómo me siento? ¿Estoy recibiendo suficiente apoyo en mi propia salud mental? ¿Cómo influyen las respuestas a estas preguntas en la forma en que estoy cuidando a mis hijos? ¿Me estoy enfocando en ellos demasiado o muy poco? ¿Estoy presionándolos demasiado, buscándolos para satisfacer mis necesidades en lugar de a la inversa? ¿Me estoy relacionando con ellos de una manera personal? Aunque podemos etiquetar falsamente a esa autorreflexión como egoísta, mirar más profundamente en nosotros mismos y centrarnos en lo que nos ilumina es realmente beneficioso para los espíritus de nuestros hijos.
Si quieres que tus hijos crezcan felices y llenos de amor a tu lado, entonces no debes perder estos consejos para conseguir vivir en una familia retro alimentada de cariño y amor.