¿Por qué los hijos no paran de pedir cosas?

Niña pidiendo algo a su madre

Que los niños no paren de pedir cosas es algo habitual y normal. A veces piden hacer cosas como jugar con el iPad o si pueden hacer un pastel. No siempre podemos ceder a sus peticiones, o bien porqué no es el momento o, simplemente, porqué no toca. También tienen que aprender que no se les da siempre lo que quieren o piden.

De hecho, podemos aprovechar cada momento en que nos pida algo para ayudarle a comunicarse bien y a  controlar las emociones, sea cual sea la respuesta final.

Respondiendo a sus peticiones…

Estos consejos te serán útiles ada vez que tu hijo que pida algo, tanto si piensas decirle que sí como si no se lo quieres dar.

1. Basa tu primera respuesta en cómo pregunte tu hijo

Si tu hijo te está pidiendo las cosas con educación y de forma cortés, felicítalo por tener buenos modales. Esto envía el mensaje de que le estás prestando atención cuando se dirige a ti de forma correcta, incluso cuando no le vayas a dar lo que te esté pidiendo.

Si tu hijo te molesta, se queja, exige o amenaza, hazle saber que si no pide las cosas bien ni siquiera vas a perder el tiempo en escucharlo. Por ejemplo, podrías decir: «Marc, habla con la voz más baja, porque si no, no te escucho bien» o «¿Puedes pedírmelo de una manera más amable, por favor?».

2. Escucha

Fíjate en qué te está pidiendo el pequeño. Muestra a tu hijo que lo has escuchado y que le has entendido, esto hace que les resulte más fácil aceptar la respuesta final. También puede ayudar mostrarle un poco de empatía, como por ejemplo decir, ‘Oh, veo que te encantaría esto. Que guay. A ver cuándo podemos hacerlo’.

3. No respondas rápidamente, tómate un respiro, piensa y luego responde

Una breve pausa nos ayuda a pensar en aquello que se está pidiendo. Además, le estamos enviando al pequeño la idea de que estamos meditando sobre la propuesta. Pregúntate a ti misma si necesitas decir que no, o si puedes decir que sí. Y si no es un sí o un no rotundo, plantéate si puedes negociarlo.

Muchas veces decimos que no por costumbre y podríamos decir que si, sin suponer un problema para nadie. Otras veces tenemos la opción de negociar con nuestros hijos y llegar a una solución que nos vaya bien a los dos.


De cualquier modo, si eres firme en tu decisión y ayudas a entender el porqué de esta decisión, ayuda a que tu hijo aprenda a cómo tiene que pedir las cosas y que a veces se logran las cosas y a veces no.

madre habalando con su hija para decirle que no toca hacer alguna cosa

Cuando es mejor decir que no

Decir que no puede ser difícil; después de todo, todos queremos ver felices a nuestros hijos y parece que si les das aquello que quiere cuando lo pide, les hace felices en ese momento. Pero no siempre les podemos dar lo que pidan y dárselo siempre no les da felicidad, es una idea errónea. Os dejo algunas formas de poder decir que no sin complicaros la vida:

  • Dale primero tu motivo. Si has decidido decir que no, primero debes explicarle el motivo. Esto les ayuda a entender la decisión. Si se siente decepcionado aunque le hayas explicado el porqué es muy probable que no lo haya acabado de entender. Un ejemplo de explicación sería, ‘No tenemos tiempo para dar un paseo en el tiovivo ahora. Si no, no llegaremos a casa de los abuelos. Lo haremos la próxima vez’.
  • Quédate con aquello que hayas decidido. Si cambias de opinión, tu hijo aprenderá que no es un sí o un no definitivo y que vale la pena seguir insistiendo. Si cedes cuando tu hijo se está portando mal, aprenderá que esta es una forma de conseguir lo que quiere.
  • Ofrécele algo más, si puedes. Por ejemplo, ‘No puedo comprarte esto porque es demasiado caro y no podemos comer fuera. Vayamos a casa y hagamos una pizza juntos, la que más nos guste’.
  • Dale a tu hijo comentarios constructivos. Si tu hijo acepta un no como respuesta, elógialo mucho. Por ejemplo, ‘Me ha gustado mucho como has dicho ‘vale’ cuando te he dicho que no’. O ‘Ha sido genial cómo lo hemos solucionado juntos’.

Ser capaz de aceptar un no por respuesta es una importante habilidad social y emocional. Es parte de ayudar a los niños a aprender cómo manejar la decepción.

niños felices y riendo

Reduce la necesidad de decir que no

Una de las mejores maneras de ayudar a tu hijo a aprender a lidiar con que le digan que no es no decirlo demasiado. Cuando te guardas un no para las decisiones que realmente importan, tu hijo se lo tomará más en serio.

¿Cuándo podemos evitar el «no»?:

  • Establece algunas reglas básicas. Por ejemplo, antes de ir de compras, habla con tu hijo acerca de por qué vais a comprar. Hazle saber qué esperas de él y las reglas sobre pedir cosas. Esto puede reducir la cantidad de veces que necesites decir que no. Por ejemplo, ‘Tomaremos un refresco cuando lleguemos a casa después de las compras’, o ‘Vamos a comprar las 4 cosas que necesitamos y nada más porqué llevamos el dinero justo para lo que ay en la lista’.
  • Di que sí, si puedes. Por ejemplo, ‘Vale, Marta puede venir después de la escuela si su papá está de acuerdo’.
  • Negocia con tu hijo en lugar de decir que no, pero solo si también está dispuesto a negociar y comprometerse. Por ejemplo, ‘No podemos ir al parque hoy, pero podemos ir mañana’.

Los niños aprenden a predecir a lo que sus padres dirán que sí, basándose en experiencias pasadas. Significa que se vuelven más persuasivos, y también significa que debes prestar atención y ser coherente cuando dices que sí.

Pedir cosas a diferentes edades

Los niños pequeños a menudo comunican lo que quieren de manera sencilla. Por ejemplo, pueden hacer ruidos o señalar lo que quieren. Pero cuando dices que no, muchas veces no saben controlar la decepción de esa respuesta y lo muestran con rabietas. Esto ocurre porque los niños pequeños aún están desarrollando habilidades de autorregulación y lenguaje. Hay que calmarlos y hacerles entender el no.

Si ya tienen edad escolar, los niños tienen más habilidades lingüísticas que pueden usar para negociar y comprometerse cuando piden cosas. A partir de los ocho años deberían ser capaces de transmitir porqué quieren alguna cosa. Tienen que haber aprendido que cuando decimos que no, es por algo, y eso no tiene que hacer que se sientan mal.


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