Por qué mi hijo camina en puntas

Mi hijo camina en puntas

Si tu hijo camina en puntas después de que haya aprendido a caminar no debe ser un signo de preocupación. Caminar en puntas o puntillas es hacerlos sobre los dedos de los pies o metatarsos, sin tener contacto directo con los talones en el suelo. Es habitual observar este comportamiento incluso meses después de que hayan comenzado a caminar.

Con el paso del tiempo el niño o la niña puede adoptar un patrón de marcha normal, por lo que no hay mayor preocupación respecto a este comportamiento. Pero hay que observar que esta forma de andar no adopte esta modalidad a causa de problemas físicos o neurológicos.

¿Por qué mi hijo camina en puntas?

Hay muchos niños que pasan por este estadio de proceso y es por ello que termina siendo pasajero. Su consecuencia es desconocida, pero puede que tenga una explicación debido a la fisionomía de su pie. La mayoría de las veces se remite a este aspecto y no responde a ningún problema.

Los niños cuando nacen tienen sus pies planos y redondeados, debido a una capa de grasa que les da ese aspecto. Cuando cumplen los 12 meses puede que ya estén preparados para caminar, pero sus pies todavía son inexpertos y se presentan con huesos aún no adaptados y formados, con unos ligamentos muy elásticos.

Con el paso del tiempo los ligamentos se van fortaleciendo, la capa de grasa va desapareciendo y los pies planos van adoptando forma, desarrollándose la forma del arco. Hasta los tres años no tendrá formado completamente el pie, y hasta entonces el bebé puede que ande de puntillas. Puede hacerlo todo el tiempo o de forma esporádica, hasta que se sienta seguro para apoyar todo el pie.

Mi hijo camina en puntas

Otros casos por los que tu hijo camina en puntas

Son muchos los motivos por los que tu hijo puede caminar de puntillas. La forma inmadura del pie es una de las causas, pero si tu bebé ha estado mucho tiempo andando con el taca-taca o andador, puede que se haya acostumbrado a hacerlo con la parte delantera del pie. Sin duda, esta forma de caminar desaparecerá.

Hay niños que adquieren el reflejo de Babinski, un reflejo primario, Al estimular los pies para comenzar a andar se observará cómo se mueve hacia arriba el dedo gordo del piel y los demás dedos se abren en abanico. Este reflejo lo adopta cuando aún no ha comenzado a andar, cuando todavía está gateando o reptando. Pero si no lo ha hecho, el niño lo manifestará cuando comience a andar y por eso camina de puntillas.

Si el niño ya ha superado cierta edad y todavía continúa con esta forma de andar, puede estar derivado a enfermedades aún no diagnosticadas. El tendón de Aquiles puede ser demasiado corto y no deja que los músculos de la pantorrilla conecten con el hueso del talón, por lo que no tocará el pie el suelo.

Mi hijo camina en puntas

La distrofia muscular es otra de las consecuencias, dónde las fibras musculares son propensas a dañarse con el paso del tiempo. Otros motivos pueden ser la espina bífida, hidrocefalia o parálisis cerebral. También se ha asociado a una alteración neurológica como autismo o síndrome de asperger.

Soluciones y tratamientos

Ante cualquier duda y al no remitir cualquier solución dónde el niño no consiga caminar de forma natural, siempre hay que consultar a un pediatra. El profesional examinará la movilidad del pie por si hubiese un acortamiento del tendón de Aquiles o cualquier otro síntoma que impida el desarrollo correcto del pie. No obstante, si el niño ya cumplió los tres años y sigue caminando de puntillas puede que se deba a algún trastorno neurológico.

No es conveniente que el niño camine durante mucho tiempo de puntillas, ya que se pueden ocasionar múltiples caídas. Los padres podemos ayudar a realizar masajes de forma puntual con estiramientos en la zona, también dejándolos que caminen descalzos sobre la arena y la hierba para motivar sus sensaciones y sobre todo ayudándolos con un buen calzado.


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