Un tema pendiente en la protección a la infancia: enseñarles en quién pueden confiar

Autoprotección y confianza

Uno de los mayores ‘miedos’ que sufrimos padres y madres respecto a la seguridad de los niños es la posibilidad de que otras personas les hagan daño, y no seamos capaces de protegerles. Es por eso que a lo largo de la historia las familias han repetido mensajes relacionados con la auto protección a sus hijos.

De hecho seguro que (al igual que hice yo en su día) le hablas a tus hijos pequeños acerca de las personas desconocidas, y les dices que es mejor no irse con ninguna de ellas, no aceptar regalos, es natural. Pero ¿es adecuado que tengan miedo a los desconocidos? ¿qué pasaría entonces si tu hijo está en un apuro y no hay nadie ‘conocido’ alrededor? ¿a quién pide ayuda entonces?

Creo que en realidad lo que deben aprender los niños es a tener criterio, a tomar decisiones, a valorar riesgos, a negarse a determinadas propuestas, a saber en quien confiar… ¡Uf! parece que esté hablando de adultos, no me malinterpretes: un niño de cinco años no puede responder de esa forma, pero a partir de los 8 buscan independencia y empiezan a salir del hogar (primero poco a poco, llegará un día que se marcharán a su propia casa). Es lógico pues tomarse un tiempo en hablar con ellos desde que son pequeñitos.

Digo esto porque si alertas a un niño sobre el peligro de los extraños, le estás engañando, ¿que por qué? pues porque hay desconocidos que jamás le harían daño a un niño. Y en el otro lado, está demostrado que en el caso concreto de los Abusos Sexuales Infantiles, más del 80 por ciento son realizados por personas del entorno del niño.

Autoprotección y confianza

¿De quién se fían los niños?

En mi opinión, tenemos un problema desde la disolución de ‘comunidades naturales’ y familias extensas; es decir, además de que evolutivamente estamos preparados para vivir en grupos más grandes que las familias nucleares de hoy en día, es fácil llegar a la conclusión de que la implicación de varias personas, facilita la atención a la infancia. Y lo hace incluso en las situaciones potenciales de peligro relacionadas con conocidos.

Cuando los niños aún son muy pequeños (hasta los 6 / 7 años aproximadamente) es mejor que sigas de cerca sus movimientos y sepas (exactamente dónde y con quién está). Esto incluye que aunque puedas delegar en otras personas (que lo recojan, por ejemplo, de algún sitio), debes ser tú personalmente quien autorice, o el adulto que se presta a echarte una mano, quien te llame por teléfono (‘los niños ya han salido de la clase de música, ¿me espero a que vengas o prefieres que te acerque a tu hijo a casa?’).

Y con tus hijos también debes ser muy clara para que entiendan cómo actuar en imprevistos: ‘si algún día no me da tiempo a estar a las cinco en la escuela, le pediré a (nombres de las personas) que os traiga a casa / os lleve al parque, sólo podéis os podéis ir con alguno de ellos’.

Claro que no siempre es tan fácil

No lo es porque a veces se enfrentan a situaciones que les generan dudas, y también porque crecen, y ya no necesitan que nadie les recoja o lleve a ningún sitio. Los padres siguen teniendo la misión de proteger, y reitero la importancia de que se hable de estos temas desde que son pequeños. Para intentar que sepan como actuar, te puedo dar unos consejos:

  • A priori hay lugares más seguros que otros, puedes contarle a los niños por qué crees que lo son.
  • Que se acostumbren a avisar de cuándo salen de casa, y a decir exactamente dónde van.
  • Incluso cuando no son muy pequeños, es mejor que vayan en grupo por la calle, y que se mantengan en lugares públicos.
  • Cualquiera puede negarse a que le besen o le acaricien (quien quiera que sea el que besa o acaricia). Por supuesto nadie puede quitarle la ropa en contra de su voluntad.
  • Que desconfíen de un adulto que pide ayuda a los niños, y aún más si les pide que se acerquen o entren a su coche. Una persona mayor debe saber cómo resolver problemas.
  • Si alguien les saluda por la calle, pueden ser amables y responder, pero no tienen ninguna obligación de pararse a escuchar a la otra persona.
  • Si tu hijo trae regalos a casa (desde golosinas, hasta un teléfono móvil, pasando por juguetes) y desconoces el origen, o no se atreve a contártelo, debes ponerte en alerta y averiguar su procedencia.
  • Dile (y repíteselo) que puede confiar en su instinto: no hay nada de malo en que se aleje de una persona, por muy amable que esta sea.
  • Los secretos buenos se pueden guardar (ha comido chucherías antes de comer); los MALOS puede y debe contarlos (alguien les ha intentado tocar los genitales).
  • El ejemplo cuenta, y mucho: si les dices a tus hijos que no se deben sentir obligados a besar a nadie, y en presencia de otras personas les insistes, estás dando un mensaje confuso, quizás después no sepan cómo actuar.
  • Explica las cosas con claridad y ponles ejemplos para que lo entiendan mejor. No les metas el miedo en el cuerpo, porque se podrían bloquear en una situación real de peligro.

¿Pero entonces a quién piden ayuda?

Probablemente estabais esperando la respuesta a esta pregunta, y te confieso que es más complicado de lo que parece, especialmente si están fuera de casa y no hay cerca ningún familiar, amigo o vecino. Hay algunas pautas aceptadas que pueden ayudar: que entren a una tienda a pedir un teléfono (o que le digan al dependiente que necesitan que llame a los padres), que miren alrededor y se dirijan a un policía, que busquen a madres con sus niños (o a familias) y valoren pedirles ayuda. Si están en una gran superficie pueden pedir ayuda a un vigilante; en un supermercado a un trabajador (lo conocerán por la indumentaria); …


Y además resulta útil tener un comportamiento resolutivo en situaciones límite, como un intento de agresión, o que alguien les intente coger del brazo para llevarlos a algún sitio, la respuesta sería:

  • Decir NO.
  • Huir (o intentar hacerlo).
  • Gritar para que se les oiga.
  • Pasado el susto que expliquen a alguien lo que ha pasado.

Autoprotección y confianza

En cualquier caso se trata de obrar con sentido común, y de no dejar de lado un asunto tan importante como el de la seguridad de los niños. Ellos son lo primero, no lo que piensen otras personas de tu forma de ejercer la paternidad o maternidad. Puede que una situación sea inocua para los niños, pero tienes derecho a negarte a que (por ejemplo) acepten un beso. Por cierto, la confianza es algo que no debe faltar en las familias, pero debes ganarte la de tus hijos, para que recurran a ti cuando tienen problemas. Cabría ampliar este post posteriormente con la protección personal online, será mañana.


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