El colecho es un acto muy entrañable de poder compartir nuestro sueño y el lecho de nuestra cama con nuestro hijo. Podemos dar mucho detalles y beneficios que se comparten con esta forma de dormir, aunque para algunos lo pueden llegar a ver a la larga como un impedimento en el crecimiento emocional del niño o de la niña.
En teoría es una práctica segura y que se lleva realizando hace miles de años. No hay que asustarse por querer reconocer que se hace, aunque sabemos que vivimos en una sociedad de total independencia y eso se refleja en la enseñanza.
¿Qué es el colecho?
El colecho es la práctica que tienen los padres de dormir junto a su hijo y compartiendo la misma zona de dormir. Se puede dormir en la misma cama, pero también se denomina colecho cuando el niño está durmiendo en cunas de colecho.
Un correcto colecho
El niño comparte la misma zona de dormir con los padres, y debe ser un lugar limpio, firme y seguro. Es mejor que la cama sea espaciosa, y que no haya un pequeño espacio entre la pared y la cama para que el peque no se quede atrapado entre el hueco.
No es aconsejable que los padres estén bajo los efectos de alguna sustancia o medicamento, o en estado de embriaguez, ya que se puede alterar el sueño inconscientemente y producir un accidente en la cama.
Tampoco es aconsejable hacer colecho junto a otros hermanos o incluso con animales. No utilizar mantas muy pesadas, ni vestir con mucha ropa al bebé ni dejarlo solo.
Los beneficios del colecho
Muchos padres apoyan el colecho y no tienen reparo en defenderlo. No hay contraindicaciones para que se practique y todo dependerá de las limitaciones que quiere y querrá una familia con esta práctica. Desde el punto de vista sobre la lactancia, es un hecho que crea muchos beneficios. Se garantiza que es un buen hábito y facilita sus tomas y descansos.
Si dormimos junto al bebé cuando es pequeño, reduciremos los llantos en frecuencia, ya que es atendido con más rapidez. Además, se mejora la lactancia como hemos reseñado, ya que no hace falta que la madre se levante de la cama y eso favorece mucho más su descanso.
El bebé al sentirse cerca se siente más seguro, duerme con más tranquilidad y hace que se desarrolle su sistema neuronal con mejores beneficios.
Se crea un gran apego, ya que se está creando una gran vinculación entre el padre y madre y el bebé. También hará que se sincronicen las horas del sueño, seguramente el peque se acostará y levantará a las mismas horas que los padres.
Por otro lado, se ha corroborado que multiplica hasta cinco veces las posibilidades de que el bebé no padezca del síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL). La Asociación Española de Pediatría cree que es una buena práctica y segura, sobre todo cuando el bebé es menor de 5 meses.
¿Hasta cuando se puede hacer colecho?
Son muchas las preguntas ante tal hecho. Lo que sí que podemos afirmar es que se puede recomendar el colecho hasta el año de vida del bebé. Antes de esta edad, si el niño duerme en otra habitación puede que el aumento de la prolactina ya no se produzca con la misma garantía. Esto hará que se produzcan muchos despertares, siendo el bebé incluso alimentado con con biberón.
Si se deja que el bebé quiera dejar el colecho de forma natural, puede que no se produzca hasta los tres años. A esta edad es cuando el pequeño está dando señales de querer su propia indiferencia. ¿Pero y si esto no ocurre? De ahí la multitud de discrepancias respecto al tema del colecho. Muchos padres no creen viable esta acción porque lo ven como una crítica sobre su independencia. Creen que el niño sentirá un fuerte apego y que le puede durar incluso en la edad adulta y eso le ocasionará problemas para su desarrollo social y laboral.