Qué es la convulsión febril

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No hay nada más desesperante y aterrador para un padre el ver como su hijo está sufriendo una convulsión. Se trata de un momento en el que un padre no sabe qué hacer al ver como su hijo parece que se va de esta vida. Son momentos de una tensión inimaginable por el que no debería pasar ningún padre de este planeta.

Una de este tipo de convulsiones es la febril y suele afectar con bastante frecuencia a los niños pequeños. Acto seguido te hablamos un poco más de ella y que se debe hacer ante la misma.

En qué consisten las convulsiones

Hay que empezar diciendo que las convulsiones son cambios repentinos que afectan a los movimientos del cuerpo a causa de impulsos eléctricos que se producen en la zona cerebral. Dichos impulsos no deberían producirse y hacen que la persona parezca que está sufriendo una parálisis en algunas zonas del cuerpo.

Puede ocurrir que dicha parálisis afecte a todo el cuerpo, impresionando mucho si se produce en un niño. Suelen ser episodios cortos aunque provocan una enorme impresión a la gente que lo observa.

Qué es la convulsión febril

La convulsión febril es bastante más frecuente de lo que la gente se puede llegar a imaginar. Es habitual en 3 niños de cada cien y lo suelen padecer desde los nueve meses de edad hasta los cinco años. Este tipo de convulsión se debe a la fiebre que padece el pequeño.

La fiebre suele subir poco a poco hasta causar que la temperatura corporal del pequeño sea demasiado alta, dando lugar a las citadas convulsiones. Unos padres viendo a su hijo convulsionar es uno de los peores momentos que pueden vivir en sus vidas.

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Síntomas de la convulsión febril

Hay una serie de síntomas que hay que tener en cuenta:

  • El niño puede sufrir una parálisis permanente de todo el cuerpo, poner los ojos blancos o sufrir una fuerte rigidez en ambas piernas. La convulsión puede durar unos segundos o incluso unos diez minutos.
  • Durante dicho período de tiempo, el pequeño puede vomitar o morderse la lengua. Otro de los síntomas es cierta dificultad a la hora de respirar, llegando a ponerse morados. Se trata de unos minutos realmente complicados para cualquier padre. Después de la convulsión febril, el pequeño suele quedarse agotado y tiene muchas ganas de dormir.

Cómo deben reaccionar los padres

El gran problema de la convulsión febril es que los padres se quedan petrificados y no saben cómo reaccionar ante lo que están viendo. No se puede hacer demasiado ante ello y es importante el evitar que el niño llegue a hacerse daño durante el tiempo que puede durar la citada convulsión febril.

Acto seguido te damos una serie de consejos que debes tener en cuenta:


  • Los padres deben dejar que el niño se mueva y no detener dichos movimientos. Se trata de movimientos involuntarios, por lo que la fuerza del padre puede provocar alguna que otra lesión.
  • El niño no debe estar solo en ningún momento.
  • Los padres deben dejarlo en un lugar en el que no exista peligro de que pueda hacerse daño.
  • En el caso de que lleve ropa que le pueda oprimir algunas zonas del cuerpo, debes desabrocharla.
  • En el caso de que haya vomitado es bueno poner al niño de lado y observar que la lengua no esté obstaculizando la respiración.
  • Como ya hemos comentado más arriba, la convulsión suele durar unos segundos. En el caso de que se prolongue dicho tiempo y el niño lleve varios minutos convulsionando es importante el acudir rápidamente al hospital.

En definitiva, la convulsión febril se suele dar en un porcentaje importante de niños pequeños. Los padres deben actuar con la mayor calma posible ante tal convulsión, a pesar de ser un momento realmente duro para ellos. En unos minutos suele pasar tal convulsión y hay que recalcar que no peligra para nada la vida del niño.


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