¿Qué es la labilidad emocional?

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Arrebatos, risa o llanto repentino, estallidos emocionales o, todo lo contrario, indiferencia emocional. Esto son algunos síntomas de una condición neurológica específica llamada labilidad emocional. ¿Qué es la labilidad emocional? ¿Cuál es su frecuencia? ¿Es algo que nace con los niños o bien es adquirida?

Hablar de labilidad emocional es poner el foco en una condición específica que quizás hasta sea difícil de detectar en un comienzo, confundida con simples reacciones de un niño de corta edad. Pero cuando sientes que algo no marcha bien, es bueno guiarse por la intuición y hacer una consulta para despejar dudas. Quizás no sea nada y se trata de un simple ajuste emocional que el niño debe aprender a transitar. O, por el contrario, podemos estar ante un caso de labilidad emocional.

Qué es la labilidad emocional

En psicología, se utiliza el término labilidad emocional para describir una condición neurológica cuyos síntoma principal es el descontrol emocional. Quienes padecen labilidad emocional son personas que tienen una capacidad para controlar sus emociones y expresarlas de manera conducente. Lejos de tratarse de una enfermedad o de un trastorno mental, hablamos de una desregulación a la hora de sentir, percibir y expresar las emociones.

Los niños con labilidad emocional son temperamentales y pueden estallar sin motivo o estímulo alguno. Pueden llorar o reírse mucho de manera repentina, tener arrebatos o estallidos emocionales aunque también pueden manifestarse de manera opuesta: con falta de expresión entre episodios. Los arrebatos suelen ser cortos y no duran más de algunos minutos. Sorprende ver que por lo general son exagerados o bien suceden en situaciones inapropiadas. En esos momentos, la persona se expresa de una manera muy diferente a su modo de ser habitual. Así, puede reirse en momento de congoja general o bien llorar mucho en una situación alegre. Las reacciones emocionales muchas veces son sorpresivas y duran minutos o segundos. Por último, son reacciones intermitentes que así como aparecen luego se van.

Causas y detección

Debido a los síntomas que se presentan es difícil descubrir cuando un niño tiene labilidad emocional. Si hay algún signo de alerta habrá que prestar atención para así descubrir la regularidad de los síntomas, si hay varios asociados y observar muy bien a los peques en los momentos en los que aparece este descontrol. Entre los síntomas de labilidad emocional más frecuentes están:
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  • Llanto sencillo sin motivaciones claras.
  • Sentimiento de irritabilidad incontrolable e intenso.
  • Nula tolerancia a la frustración.
  • Risa repentina e incontrolable fuera de lugar.
  • Pesimismo ante toda situación, que puede acompañarse de agotamiento o ataques de ira.
  • Insomnio frecuente.
  • Dificultad para tomar decisiones fáciles.
  • Optimismo exagerado y momentáneo.

Lejos de tratarse de algo intencional, la labilidad emocional es una alteración en el área del cerebro que se ocupa de regular las emociones. Esta condición puede darse por varias razones, desde estar asociada a enfermedades como la esclerosis múltiple, esclerosis lateral amiotrófica, epilepsia, lesiones cerebrales traumáticas y accidentes cerebrovasculares hasta niveles muy altos de estres. Las situaciones traumáticas en la infancia también pueden provocar labilidad emocional, lo mismo que un traumatismo craneoencefálico y el abuso de sustancias.

Tratamiento y cuidados

Debido a la naturaleza de esta condición, además de descubrir qué es la labilidad emocional, es bueno saber que existe un tratamiento para abordar la condición. Se trata de una terapia que permite en un primer momento identificar las causas para luego desarrollar un tratamiento que ayude al paciente a regular la emocionalidad, pudiendo así controlar y dominar de manera creciente sus estados de ánimo. Además de trabajar el nudo del problema, en estas terapias se trabaja también con otros aspectos que devienen de la condición como pueden ser la vergüenza, la culpa, la ansiedad, la autoestima, el autocontrol o la tolerancia a la frustración, aspectos secundarios que también se observan en quienes padecen esta condición.

También es importante dar con un buen diagnóstico pues hay enfermedades mentales que también se caracterizan por los cambios bruscos en el estado de ánimo pero se trata de otro tipo de afecciones. Es el caso del trastorno bipolar y la depresión.


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