Qué hacer cuando los hijos guardan secretos a los padres

No es fácil aceptar el crecimiento de un hijo y muchas veces la realidad del paso del tiempo aparece cuando uno menos lo espera, en ocasiones en forma de secreto. Hasta cierta edad, es común que los niños cuenten todas sus infidencias a sus padres. Ahora bien, a medida que comienzan a crecer es frecuente que la intimidad se vuelva un valor sagrado…y es entonces cuando aparecen las primeras omisiones. ¿Qué hacer cuando los hijos guardan secretos a los padres?

¿Hay que tomarlo como una falta de confianza en uno? ¿O bien aprender a lidiar con los secretos de los niños en una edad en la que los peques empiezan a diferenciarse de sus progenitores?

Secretos en la infancia

Es fácil convertirse en amigos de nuestros hijos durante los primeros años de vida. Para ellos, somos el mejor ejemplo y es común que tengan admiración por nosotros y lo demuestren de múltiples formas. Pero, a medida que crecen, los niños comienzan un proceso de separación que culmina pasada la adolescencia, quizás la etapa más conflictiva en la relación padres-hijos. En ocasiones, los secretos de los hijos a sus padres son el primer síntoma de este proceso.

Esta primera escisión puede hasta resultar algo abrupta y al descubrir que los niños guardan información puede que algunos padres se sientan mal, no considerados o no dignos de confianza. Lejos de esta realidad, en ocasiones los secretos de los adolescentes se deben a que a esta edad los niños están desarrollando su identidad y para hacerlo necesitan separarse de sus padres y crear su mundo interior y exterior.

Secretos de familia

Más allá de este proceso, también hay que pensar que guardar secretos o información es inherente al ser humano. ¿O acaso le contamos todo a todos? Todos en algún momento hemos guardado algún secreto, no siempre por falta de confianza sino simplemente porque así nos sentíamos más cómodos. Siempre y cuando se trate de información inofensiva, no hay inconveniente en que los hijos guarden secretos a sus padres.

Ahora bien, si guardar un secreto puede acarrear algún peligro entonces sí es momento de actuar. Es muy importante la observación de los hijos durante su etapa de desarrollo, para así detectar posibles problemas. Si notas que tu hijo está taciturno y no se atreve a contarte algo por miedo, entonces sí lo mejor es abrir el diálogo para que se atreva a contar lo que sucede por si se tratara de alguna situación que pudiera provocarle daño a él o a alguien más.

adolescente pensando
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Casos como los de la bulimia, la anorexia, el bullying, el acoso escolar, problemas de drogas o adicciones son siempre guardados bajo siete llaves por lo que es preciso no invadir a nuestros hijos pero sí estar pendientes de sus acciones, cambios de humor, sus formas de transitar la vida cotidiana y registrar si hay algún tipo de cambio de conducta que nos llama la atención. Los secretos de los hijos pueden ser indicios de ayuda si uno aprende a leer este mensaje silencioso.

Otro tipo de secretos entre padres e hijos

Además de los clásicos secretos de los hijos, también hay información errónea que circula entre los miembros de un clan y a la que también hay que prestarle el ojo. Hay familias que están divididas en bandos, madres e hijas por un lado, padres e hijos por el otro. O padres que tienen más afinidad con algún miembro que con el otro. Entonces aparecen los secretos intrafamiliares que nunca llegan a buen puerto.

¿Habéis escuchado sobre esto? Aparecen cuando los hijos guardan secretos a sus padres pero no a ambos sino sólo a uno de ellos, haciendo cómplice al otro miembro de la pareja de tal situación. Esta situación atenta contra la buena comunicación familiar, generando un triángulo de desinformación dentro de la pareja y en la relación entre los niños y los adultos.


Lo mejor en estos casos es evitar estas “interferencias” y en el caso de que un hijo tenga secretos con uno sólo de sus padres abrir el juego al resto de la familia, avisándole previamente que no es lo mejor guardar información con alguno de sus padres.


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