¿Qué son las pesadillas y cómo prevenirlas? Explicaciones para niños

  • Las pesadillas son sueños aterradores que ocurren durante la fase REM del sueño.
  • Se pueden desencadenar por estrés, películas de terror o cambios importantes.
  • Seguir una rutina de sueño saludable ayuda a prevenir pesadillas recurrentes.
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Todos tenemos pesadillas de vez en cuando, tanto adultos como niños. Una pesadilla es un mal sueño que puede causar sentimientos intensos de miedo, ansiedad o enojo. Afortunadamente, no son reales, lo que significa que no pueden hacernos daño. Sin embargo, entender cómo funcionan y cómo afrontarlas puede ayudar a reducir su impacto, especialmente en los niños.

Durante el sueño, nuestro cerebro sigue activo y atraviesa diversas fases, incluidas el sueño REM (movimientos oculares rápidos). ¿Por qué recibe ese nombre? Porque, mientras estamos en esta fase, nuestros ojos se mueven rápidamente bajo los párpados cerrados. Es en esta fase cuando soñamos, y en algunas ocasiones, esos sueños pueden volverse aterradores, formando lo que conocemos como pesadillas.

El ciclo del sueño y las pesadillas

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Tu cerebro alterna entre el sueño no REM y el sueño REM cada 90 minutos aproximadamente. A medida que la noche avanza, los periodos de sueño REM se alargan, por lo que es común que los sueños, incluidas las pesadillas, sean más vívidos y ocurran en las primeras horas de la mañana. Si te despiertas durante esta fase, es más fácil que recuerdes tus sueños, incluidas las pesadillas.

¿Por qué ocurren las pesadillas?

Existen múltiples razones por las que podemos tener pesadillas. Una de las principales causas es el estrés. Situaciones complicadas como problemas escolares, en casa o con amigos pueden liberar tensión acumulada durante el sueño y manifestarse en forma de pesadillas. Los cambios importantes en la vida de un niño, como una mudanza o la pérdida de un ser querido, también pueden provocar sueños aterradores.

Además, ver películas o leer libros de terror antes de dormir puede influir negativamente en la mente de los niños, generando pesadillas. Los niños son especialmente susceptibles a este tipo de estímulos antes de ir a la cama.

Otro factor posible es el estado físico. Los niños que están enfermos o tienen fiebre alta pueden experimentar pesadillas con mayor frecuencia. Ciertos medicamentos también pueden generar este efecto, por lo que siempre es importante consultar al médico si las pesadillas se vuelven recurrentes tras comenzar un tratamiento.

¿Cómo prevenir las pesadillas?

Aunque es normal tener pesadillas ocasionalmente, existen formas de evitarlas o disminuir su frecuencia. Aquí te dejamos algunos consejos:

  • Establecer una rutina de sueño saludable: Irse a la cama y despertar a la misma hora todos los días ayuda a regular el ciclo de sueño.
  • Evitar siestas prolongadas: A menos que sea estrictamente necesario, las siestas durante el día pueden interrumpir el ritmo del sueño nocturno.
  • Evitar comidas pesadas o ejercicio antes de dormir: El cuerpo necesita estar relajado para lograr un sueño reparador.
  • Evitar contenido aterrador: Películas, videojuegos o libros de terror pueden generar pesadillas. Es importante que los niños eviten estos estímulos antes de dormir.

Otros métodos incluyen permitir que los niños duerman con un peluche o manta favorita, lo cual puede brindarles sensación de seguridad. Usar una lámpara de noche también puede ser útil, ya que cuando los niños se despiertan asustados, ver su entorno inmediato, que les resulte familiar, puede ayudar a calmarse.

Dejar la puerta de su habitación entreabierta para que sientan la cercanía de su familia también les puede proporcionar tranquilidad. Si se despiertan llenos de miedo, es importante que no duden en buscar consuelo en un adulto cercano.


¿Qué hacer si las pesadillas persisten?

Pesadillas bebé

Si bien raramente son motivo de preocupación, cuando las pesadillas se vuelven un problema frecuente, puedes probar algunos métodos para ayudar a los niños a enfrentarlas. Hablar de las pesadillas con un adulto de confianza puede aliviar mucho la angustia. A veces, simplemente compartir lo que se ha soñado basta para que los niños se sientan aliviados.

Una técnica que puede ser útil es dibujar la pesadilla y luego destruir el dibujo. Esto puede hacer que los niños sientan que tienen más control sobre sus miedos. También, llevar un diario de sueños donde los niños puedan anotar lo que recuerdan de sus sueños, buenos o malos, puede ayudar a identificar patrones o cosas que les preocupan durante el día y que podrían estar generando las pesadillas.

Si estas acciones no son suficientes, puede ser necesario que los padres consulten a un orientador, psicólogo o terapeuta especializado en niños. Hablar con un profesional puede ofrecer una mayor comprensión de los problemas subyacentes que están causando las pesadillas.

Centros especializados y casos más serios

En algunos casos, podría ser necesario acudir a centros del sueño. Estos lugares analizan las ondas cerebrales, la respiración y otros procesos del cuerpo mientras se duerme, para detectar si las pesadillas están ocurriendo debido a una afección física o neurológica. Ciertos medicamentos pueden ser recetados en casos excepcionales para ayudar a controlarlas.

Es importante recordar que, en la mayoría de los casos, las pesadillas no son graves. Simplemente forman parte de la forma en la que el cerebro procesa situaciones estresantes y, aunque pueden ser aterradoras, no representan un peligro real.

Diferencia entre pesadillas y terrores nocturnos

Pesadillas en los niños

Las pesadillas y los terrores nocturnos no son lo mismo. Aunque ambos pertenecen a los trastornos del sueño conocidos como parasomnias, tienen diferentes características. Las pesadillas son sueños vívidos y aterradores que ocurren durante la fase REM del sueño, principalmente en la segunda mitad de la noche. El niño se despierta y puede recordar detalles del sueño.

Por otro lado, los terrores nocturnos ocurren en la fase No-REM, generalmente en las primeras horas de la noche. Durante un terror nocturno, el niño puede gritar o moverse violentamente, pero no estará completamente despierto y no recordará lo ocurrido.

Si los terrores nocturnos o las pesadillas son persistentes o interfieren con la calidad de vida del niño, es recomendable consultar con un profesional que pueda ofrecer un diagnóstico y tratamiento adecuados.

Recuerda: Las pesadillas no son reales ni pueden hacerte daño. Soñar con algo aterrador no significa que sucederá en la vida real. Si tu hijo necesita consuelo después de una pesadilla, es importante que sepa que no es infantil pedir ayuda.

Las pesadillas, aunque aterradoras en el momento, son pasajeras y pueden gestionarse con las estrategias adecuadas. Mantén una actitud de apoyo y amor, y pronto tu pequeño podrá volver a dormir en paz.


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