¿Quieres saber que les gusta leer a los adolescentes?

Lectura adolescentes

¿Conocéis a Tim Bowler?, es un escritor de literatura juvenil que ganó el Carnegie Medal con “River Boy”; también es autor de “Apocalypse”, “Walking with the dead” o “Shadows”, entre otras novelas; podéis encontrar más información en su web profesional. Entre las entrevistas que le han hecho, me gustó especialmente una publicada en la sección de cultura de El País.

Afirma en ella que el sector de población al que se dirige es complicado de atraer, y también que no se puede forzar a leer a los adolescentes, de hecho no es necesario pues ellos mismos desarrollan apego por la lectura. Señala que los adultos quizás deban recordar a las chicas y los chicos que pueden continuar leyendo, mientras mantienen otras actividades como el uso de tecnología. Por nuestra parte, y como se acerca el Día del Libro Infantil, hemos querido ahondar un poco en la literatura para adolescentes, pero sin ofrecer recomendaciones demasiado específicas.

Es verdad que si cuando son más pequeños les lees y mimas el hábito, los niños pueden acabar siendo buenos lectores; también es verdad que llega una edad en la que sus intereses cambian y se definen. Unido a ello, se produce la desidealización de los padres, y a la vez la identificación / integración con sus iguales. He pasado por todas esas etapas, pero mi orientación educativa está cerca del no intervencionismo, por eso entendí y acepté que el niño que se leía 200 páginas en 2 días con fluidez, comprendiendo y sabiendo expresarlas, de repente, no quisiera abrir un libro.

Ellos saben lo que quieren: no obligues.

Los adolescentes tienen acceso a la información, y tienen claros sus gustos, gustos que – por otra parte – pueden ir modificándose, y esto forma parte del desarrollo. Aunque los tiempos hayan cambiado, una parte de los jóvenes seguirá leyendo aventuras, historias cotidianas de pandillas, misterio y humor. Sin embargo, escritores y editoriales deben saber captar de verdad la atención de este público curioso y exigente a la vez.

Por eso triunfan las sagas: de dramas, heroínas que lideran la sociedad después de un apocalipsis (“Los juegos del hambre”, “Divergente”), las sirenas, el erotismo. En conjunto la literatura para adolescentes, ocupa un porcentaje bajito del sector, pero está en crecimiento. Nuestras chicas y chicos también leen los volúmenes escritos por sus youtubers preferidos, se inician en la lectura transmedia, se descargan capítulos en el smartphone, y alternan la lectura digital con el papel.

El fantasy y la distopía también causan furor

Diferencias por edades.

Adolescencia temprana y media, adolescencia avanzada: no leen lo mismo, no solo por gustos, sino también por conocimientos, o simplemente porque a los 17 se han pasado más experiencias que a los 13. Los más jovencitos adoran los temas fantásticos, y las historias de protagonistas con sus edades que tienen profesores ‘pesados’ y padres ‘controladores’ 🙂 (como les pasa a ellos). Los mayores se inician en historias con cierto dramatismo y en los contenidos de gran carga erótica (‘nada nuevo bajo el sol’, diría yo).

¿Podemos hacer algo como padres?

¡Ay! aquí si que me habéis ‘pillado’ 😉 ; en realidad sí: si tenemos interés en la lectura, hay libros, cómics o periódicos en casa, si les llevamos de vez en cuando y les dejamos deambular por la libreríasobre todo si les permitimos que escojan (¡que no cunda el pánico!)… ya estamos haciendo. Otra cosa es que nuestras estrategias den resultado. Pero no te lo tomes como una estrategia, porque pierdes naturalidad y no serás creíble.

Y ya que hablamos de hacer, digamos también lo que no hacer: además de obligar, tal y como he mencionado, deberíamos dejar de proyectar en ellos nuestros intereses o nuestras expectativas. Lo que nos gusta puede que no les guste, lo que nos hace ilusión, a ellos les provoca rechazo. Deben tener la misma libertad que nosotros al elegir, de lo contrario vamos por mal camino.

Lectura adolescentes2

¿Y si les obligan en el Instituto?

Entiendo las pretensiones de los profesores, y sé de los beneficios de la lectura, pero no es buen camino ese de forzar a leer sin tener en cuenta los gustos o características de cada alumno (difícil tarea sería esa, sin duda). No lo era ya cuando yo cursaba Secundaria, de hecho recuerdo perfectamente que me negué a leer “La Regenta” durante el curso, y ¡la acabé entre julio y agosto! (lo que hace no tener presiones); aclaro que fui buena estudiante, y que he sido / soy muy buena lectora.

No tengo la fórmula perfecta (si la tuviera se la daría a las profesoras de lengua castellana e inglesa de mi hijo); pero sé que de la libertad nacen muchas buenas decisiones


Imagen — (Segunda) martinak15


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