Todos hemos recordado con ternura en nuestra infancia los días de campo con nuestros padres. Son preciosos recuerdos que a todos nos hacen sentir bien, que nos trasladan a momentos gratificantes que queremos repetir con nuestros hijos.
Algunas de las razones más constructivas para realizar actividades al aire libre con tus hijos, pueden ser simplemente compartir tiempo con ellos. El tiempo invertido en estar juntos, es tiempo utilizado en construir bases sólidas para vuestras relaciones. Es tiempo para reforzar vínculos, para disfrutar y para aprender unos de otros.
Índice
Beneficios del entorno natural a nivel psicológico
Muchos psicólogos coinciden en los beneficios que trae la naturaleza a nuestro equilibrio emocional. El color verde trae a nuestra mente la calma y el sosiego, y el contacto con la naturaleza provoca la segregación de endorfinas que no sólo nos influyen a nivel psicológico, además es beneficioso para nuestro corazón. Vemos así que el beneficio emocional no es el único beneficio que tiene en nuestra salud, pues no sólo pueden existir mejoras a nivel psicológico, si no también físico, el dar un buen paseo con nuestros hijos por la naturaleza. El ejercicio físico mejora sus habilidades motrices, su tono muscular y al respirar un aire más limpio que en la ciudad, también se nota el beneficio en su capacidad respiratoria.
Ejercicio al aire libre
Dar un paseo con los niños por la naturaleza es beneficioso para toda la familia. No solamente por practicar el ejercicio en sí, que ya hemos comentado que es beneficioso para todos. Es muy divertido y gratificante hacer rutas de senderismo o en bicicleta, es muy útil que aprendan a orientarse y a leer mapas. También las actividades como la observación de aves o insectos, la recolección de plantas, setas, hojas o semillas pueden ser un buen ejercicio para su memoria. Siendo esto un punto extra para su desarrollo intelectual y aprendizaje cognitivo.
El campo y la tolerancia a la frustración
Siempre se ha dicho que la gente de campo es bastante fuerte y esto tiene bastante relación con el título mencionado. En el campo siempre hay piedras en el camino, pero debes continuar, si te caes, te levantas y no pasa absolutamente nada. Si llueve, te mojas y tampoco pasará nada, te secarás al llegar a casa, eso es todo. Hay cientos de cosas que pueden salir mal en una excursión campestre, sin embargo, siempre se consigue disfrutar del entorno.
Puedes salir a montar en bici y que empiece a llover, ponerte a cubierto y pasarlo bien contando historias con tus hijos mientras tomáis un aperitivo. Esto hace que ellos puedan ver los problemas de otra manera, pueden aprender que todo obstáculo es salvable y que cualquier contratiempo puede convertirse en una mejora sustancial de la situación.
Refuerzo de vínculos de apego
Para un niño de ciudad el campo puede resultar un medio hostil, o todo lo contrario, estar igualmente nervioso por querer descubrirlo todo a la vez. Es muy importante que le acompañes y le muestres cómo se realiza cada actividad, porque esto reforzará los vínculos de apego que tiene contigo.
Tu hijo necesita descubrir por sí mismo, tal y como recomienda el método de María Montessori, pero es fundamental que tú estés cerca y le acompañes en todo ese descubrimiento. Verle aprender y descubrir, es muy beneficioso para reforzar ese vínculo que ya de por sí tienes con tu hijo. Además aprenderás tú también con él y de él, reacciones que no conocías en tu pequeño e incluso podéis descubrir juntos cosas que tú misma no sabías sobre el medio que visitáis. Las excursiones guiadas, por ejemplo, pueden ser interesantes para ambos.
Los momentos que se comparten son únicos e irrepetibles. Tu hijo recordará siempre, igual que tú, ese día que salisteis al campo y empezó a llover, pero os quedasteis a disfrutar de la lluvia en un sitio cubierto, comiendo, cantando, contando chistes o historias, cualquier cosa. El mejor regalo que puedes hacer a tus hijos durante toda su vida es tu tiempo.
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