Muchos padres asocian la palabra respeto con ‘miedo’. Los niños que aprenden a que el respeto significa temer a otra persona serán más proclives a tener unas relaciones interpersonales más pobres, puesto que el respeto real nada tiene que ver con la imposición, el miedo o socavar la personalidad de los más pequeños de la casa. Además, el respeto no es algo que se infunda, el respeto es algo que se debe ganar.
El respeto hacia los hijos es el principal potenciador para que los pequeños tengan respeto por sus padres. El respeto es imprescindible para poder construir relaciones sanas entre personas y sobre todo, para que los pequeños de la casa tengan un desarrollo físico y emocional adecuado.
El respeto nada tiene que ver con el miedo
Es hora de que los padres y madres entiendan que el respeto nada tiene que ver con el miedo. El respeto es generar confianza en los niños, es que ellos se sientan aceptados tal y cómo son, que sientan que tienen el apoyo incondicional de sus padres, que ellos les comprenderán ante todo gracias a la empatía y la asertividad. Ganarse el respeto de los hijos es ofrecerles el respeto que se merecen por ser ellos mismos.
Además, el respeto no está reñido con las normas, los límites y las reglas del hogar. Pero siempre bajo el prisma del respeto hacia los niños y de la flexibilidad ante las diferentes circunstancias que pueden haber día a día. Por este motivo, es importante que los padres y las madres que pensaban que el respeto era sinónimo de miedo o temor, tengan un momento de reflexión para pensar exactamente qué tipo de relación quieren tener con sus hijos: constructiva (respeto basado en amor e igualdad) o destructiva (respeto irreal fundamentado en miedo). ¿Ya sabes cómo quieres que sea tu relación con tus hijos?