El saco amniótico está formado por membranas de tejido, en su interior, se encuentra el líquido amniótico, una sustancia esencial para que tu bebé pueda crecer y desarrollarse correctamente. Durante las 40 semanas aproximadas que dura el embarazo, ese saco se convierte en un ecosistema perfecto para que el feto reciba todos los nutrientes y la protección que necesita.
Cuando el saco amniótico se rompe, el líquido deja de estar protegido y empieza a expulsarse, lo que da lugar al parto. El problema es, que las membranas se rompan antes de tiempo y el líquido amniótico comience a filtrarse antes de que el embarazo llegue a término y el bebé pueda nacer completamente preparado. Dependiendo de la semana de la gestación en la que se encuentre la futura madre, la rotura prematura de membranas puede ser más o menos grave.
La rotura prematura de membranas ¿es grave?
Una vez que se produce la rotura de membranas, lo más habitual es que la embarazada entre en trabajo de parto, es decir, comienza el proceso de el alumbramiento. Si esto sucede demasiado pronto, las consecuencias pueden ser muy negativas tanto para la futura madre como para el bebé. Ya que un parto prematuro, puede comprometer seriamente la salud del niño al no encontrarse todavía preparado para sobrevivir fuera del útero materno.
Cuando la rotura del saco amniótico ocurre antes de la semana 37, se considera que es una rotura prematura de membranas pretérmino. Dependiendo de la semana en la que suceda esto, se llevarán a cabo diferentes técnicas con las que se intentará mantener el saco amniótico durante el mayor tiempo posible. De esta forma, el bebé puede seguir creciendo en el útero para formarse y prepararse lo mejor posible para la vida en el exterior.
Causas de la rotura prematura de membranas
El saco amniótico puede romperse por diferentes motivos, aunque es posible que no se pueda determinar la causa exacta en cada caso. No obstante, existen diversos factores de riesgo para que se de este hecho. Conocerlos te ayudará a evitar en la medida de lo posible un adelanto de tu parto de forma prematura.
Estas son algunas de las causas más frecuentes de la rotura prematura de membranas:
- Una infección en el cuello del útero, en el propio útero o en la vagina, puede producir daños en la membrana amniótica
- Fumar durante el embarazo. El tabaco es el causante de muchas complicaciones durante el embarazo, además de ser sumamente peligroso para la salud del bebé. Si eres fumadora, evita al máximo este hábito tan dañino, si tienes problemas para dejarlo no dudes en pedirle ayuda a tu médico.
- Un embarazo múltiple. Las embarazadas con más de un feto tienen mayor riesgo de sufrir una rotura prematura de membranas. Los movimientos de más de un bebé, son los causantes de que el saco amniótico se rompa antes de que el embarazo llegue a término.
- Diferentes pruebas médicas. Si durante el embarazo tienes que someterte a alguna prueba como una biopsia del cuello del útero o alguna cirugía, es posible que las membranas sufran daños y se produzca la rotura prematura.
- Casos previos de rotura prematura de membranas. Las mujeres que en embarazos anteriores sufrieron esta situación, tienen mayor riesgo de volver a padecerlo.
¿Qué esperar?
Si estás embarazada y comienzas a perder líquido amniótico, es posible que hayas sufrido una rotura de membranas. En este enlace encontrarás ayuda para saber si estás pasando por esta situación.
¿Quieres saber qué puede ocurrir en este caso?
- Si la rotura se produce entre las semanas 34 y 37 de tu embarazo, lo más probable es que se induzca el parto. Esto es más seguro para tu bebé que esperar más tiempo, ya que podría sufrir infecciones y otro tipo de complicaciones.
- En el caso de que se produzca antes de la semana 34, las consecuencias pueden ser de mayor gravedad. En este caso lo más seguro es que se intente retrasar el momento del parto, con diferentes técnicas que tu médico decidirá llegado el caso.
En cualquier caso, en la mayoría de los embarazos en los que se produce una rotura de membranas antes de término, el parto se produce de forma normal y sin ninguna complicación.