Desgraciadamente, aún no ha comenzado el verano oficialmente y ya hay varios niños pequeños que han perdido su vida al ahogarse en piscinas en los últimos días. Aunque no es necesario una piscina para que un niño se ahogue, con menos de dos centímetros de agua (suficiente para que su nariz y su boca queden cubiertas) y un minuto, es suficiente para que un bebé pierda la vida por culpa de un ahogamiento.
No hay mejor remedio para estas trágicas desgracias que la prevención. Los padres NUNCA deberán quitarle el ojo de encima a los niños mientras estén jugando en el agua, la vigilancia es la mejor herramienta para evitar que los niños pequeños se ahoguen. Y si no puedes estar vigilándoles por el motivo que sea, entonces lo mejor será es que no se bañen.
La OMS nos muestra datos alarmantes: los ahogamientos provocan más de 150 muertes en España cada año, unos 5.000 en Europa y unos 388.000 en el mundo… ¿Te imaginas la cantidad de muertes que se podrían evitar a lo largo del año si los padres estuvieran vigilantes todo el tiempo? ¡El ahogamiento es la segunda causa de mortalidad accidental infantil en España después de los accidentes de tráfico! Y es la tercera causa a nivel mundial. Estos datos tan alarmantes deberían ser más que suficiente, para que, si eres padre o madre, tomes conciencia de la importancia de vigilar de cerca a tus hijos siempre que se estén bañando, a cualquier edad… pero sobre todo si son niños pequeños.
Los ahogamientos en niños menores de 5 años suelen ocurrir en piscinas o comunidades privadas… el peligro en niños pequeños es que los padres se “fían” porque son más independientes de un bebé, pero en realidad esto aumenta el riesgo considerablemente porque. No saben reconocer las situaciones de peligro y no tienen destreza dentro del agua por lo que el ahogamiento puede ser algo fácil de ocurrir.
Ir a clases de natación, tener una valla bien cerrada de la poscina, nunca bajar la guardia, evitar juguetes dentro del agua para que los niños no quieran cogerlos, etc.