¿Cómo se sienten los niños cuyos padres se divorcian o separan?

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Los datos del Instituto Nacional de Estadística nos cuentan que en el año 2014 (para el 2015 aún no se ha publicado al respecto) la tasa de sentencias de nulidades, separaciones y divorcios fue de 2,3 por cada 1000 habitantes, lo que es igual a un total de 105.893 casos. Los divorcios representan el 95,1 por ciento del total; y si los miramos junto a las separaciones, el 76,5 % fueron de mutuo acuerdo. Al comparar con el año anterior (2013) nos encontramos una diferencia porcentual de un 5,4 por ciento, lo cual confirmaría que cada año aumentan las separaciones o divorcios, muchos de esos matrimonios tienen hijos.

Diferentes fuentes consultadas afirman que un 30 % de los matrimonios acaba en separación o divorcio, una cifra muy alta, aunque inferior a ese 40 por ciento de Estados Unidos. En cualquier caso son cifras importantes, lo que nos lleva a reflexionar acerca de cómo afectan estos procesos a los niños, cuando la familia ha tenido descendencia; porque – si bien – es aceptado que los miembros de la pareja pueden percibir mejoras personales con el cambio de vida, para sus hijos se convertirá en una situación muy complicada si no se cuidan sus emociones y no se les mantiene informados.

Nos hemos encontrado con un post (lo menciono al pie de la página) en el que se han consultado diferentes fuentes, y se muestran distintos dibujos realizados por niños, cuyos padres están separándose, o ya lo han hecho. Como podréis observar en la galería de imágenes, en general se sienten desamparados y sobre todo da la sensación de que perciben su vida como ‘partida’ en dos. Pero me he molestado en revisar la abundante documentación sobre ello, y según parece, en la vivencia de los niños importa tanto la situación como los factores que la acompañan.

Factores desestabilizantes.

El distanciamiento de los padres, las peleas inacabables, la pérdida de poder adquisitivo, cambios de residencia y separación del entorno social, convivencia forzada con uno de los padres, falta de interacción con el otro progenitor, nuevas parejas de los padres.

Todo ello incluye directamente en que los niños experimenten problemas de relación con sus iguales, consecuencias psicológicas o emocionales como miedo o depresión, problemas de conducto, e incluso bajada del rendimiento académico. Aún así, una separación o un divorcio no es causa per se de problemas psicológicos en los niños, pero los hace más vulnerables, al menos así se desprende de este estudio publicado por Vangyseghem y Appelboom, en 2004.

Reacciones emocionales según la edad.

Niños en edad preescolar.

No deberían sorprender la aparición de conductas regresivas, que de todas formas muchos niños experimentan durante su crecimiento, aunque no vivan una separación: entre ellas podemos citar la enuresis nocturna, la necesidad de que les ayuden a comer como si fueran más pequeños; podría ser también que manifestaran dolores físicos. Otras consecuencias son la introversión o el sueño alterado.

Los peques se pueden sentir culpables, y eso es muy peligroso, aparece el miedo al abandono

Entre los 6/7 años y el fin de la Educación Primaria: 12 años.

Los expertos coinciden en que es la etapa de mayor vulnerabilidad

Hay niños que intentan manipular e intentar un chantaje emocional con el fin de que sus padres estén de nuevo juntos; además la autoestima se resiente mucho y es posible que muestren conductas agresivas. Un menor rendimiento académico indica que el niño está teniendo problemas derivados de la situación, y se les debe prestar mucha atención.

Adolescentes.

A los cambios hormonales, neurológicos, sociales … (de todo tipo) por los que atraviesan las chicas y los chicos a partir de los 10 años, se suma una situación desestabilizante, coincidiendo además con el proceso de convertirse en adulto, todo se complica.

Ellos también sufren de miedo a la soledad y al abandono, además aparecen pensamientos que les hacen dudar sobre su capacidad para comprometerse en la vida con otras personas

A continuación, muestro una tabla elaborada por la Fundación Belén en la que se aprecian claramente las diferencias entre un divorcio colaborativo y uno destructivo, aunque son matices (importantes) que ampliaremos más adelante.

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Nos hemos dado cuenta al abordar el tema, que aún quedan cabos sueltos, por lo que en los próximos días expondremos recomendaciones para facilitar la vivencia a los peques de la casa, y también ahondaremos en un tema de actualidad: la custodia compartida.

Vía — Voz Pópuli
Imagen — (Portada) tonzpalmer24
Tabla — Fundación Belén


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