Al 75% de los adolescentes les falta horas de sueño. No lo decimos nosotros, sino un estudio publicado en el «Behavioral Sleep Medicine», y que el National Hospital Jewish Health de Denver, demostró siguiendo los hábitos de descanso entre adolescentes que recibían su educación en casa, en comparación con los que asisten diariamente al instituto.
El hecho de ver a nuestros jóvenes dormirse en la aulas o siendo escasamente receptivos a las clases que reciben en las primeras horas de la mañana, hace que pensemos casi de forma instintiva, que los adolescentes son apáticos, vagos o que seguramente, se han pasado la noche con el ordenador. No es cierto, y por ello, desde «Madres Hoy» te invitamos a tener en cuenta esta información esencial para favorecer el correcto desarrollo de nuestros adolescentes.
Los adolescentes necesitan más horas de sueño
Puede que te sorprenda, pero según un estudio llevado a cabo en la Universidad de Oxford, las clases deberían tener su inicio a las 10 de la mañana. Lo verás tal vez «algo exagerado», pero ese sería en realidad el horario natural con el que los adolescentes podrían ser más receptivos y más productivos académicamente.
La adolescencia y el «Síndrome de fase del sueño retrasada«
El adolescente no solo se ve obligado a ir reconstruyendo sus identidad, a aclarar sus emociones, a luchar por sus espacios, por su autoestima... En su interior acontece todo un baile de neurotransmisores y hormonas que le van a permitir ir madurando, ir ajustando procesos y ciclos que a nosotros, como madres y como padres, se nos «escapa».
- Durante la adolescencia el ritmo circadiano del cuerpo del joven se reajusta más tarde. Esto se debe a que sus cerebros segregan la melatonina una horas después que en un cerebro adulto y maduro.
- La melatonina es una hormona cerebral que actúa de forma directa en la glándula pineal y que regula nuestros ciclos de sueño-vigilia. Mientras que en el cerebro adulto empieza a segregarse en las primeras horas de la noche, en nuestros jóvenes aparece más tarde.
Esto es lo que se conoce como «síndrome de fase del sueño retrasada». Hemos de tener en cuenta que si al hecho «natural» de que concilie el sueño más tarde, se le suma además el uso móvil del móvil en la cama, su ciclo del sueño se ve aún más afectado.
Si duermo poco no tengo energía y me levanto de mal humor
No es un capricho. Si el adolescente acude a clase con apatía y de mal humor no es por gusto ni por voluntad. Hemos de entender que una vez se acuestan, pueden tardar entre una hora y dos en dormirse. Si además deben levantarse a las 7 de la mañana, eso supone dormir mucho menos de lo que necesitan: entre 9 y 10 horas diarias.
- Otro factor a tener en cuenta es que la falta de un descanso profundo y reparador hará a su vez que sus cerebros tengan un aporte menor de cortisol.
- El cortisol en un nivel equilibrado y justo nos aporta la energía suficiente para hacer frente al día con ánimo y energía. Si tenemos un déficit en esta hormona, los chicos/as estarán muy cansados y apáticos.
- Todo ello repercute de forma negativa en su aprendizaje: falta de atención, incapacidad para asentar conocimientos nuevos y baja motivación escolar en general.
La necesidad de reajustar los horarios escolares
Si la escuela tiene como propósito asentar conocimientos, valores y estrategias, necesitamos por encimo mentes receptivas y cerebros motivados. Un adolescente que llega al aula cansado y de mal humor, no solo rendirá por debajo de sus posibilidades, sino que «contagiará» también al resto con su actitud.
Sabemos que no es fácil conseguir que instituciones como las educativas se sensibilicen ante la necesidad de cambiar sus horarios. Solo con que tuvieran su inicio a las 10 de la mañana, tendríamos sin duda alumnos mucho más activos.
- Conocer la neurobiología de nuestros adolescentes nos permite comprender mejor sus comportamientos. En lugar de sancionar su dejadez, es necesario comprender sus ciclos, sus procesos internos y actuar como mediadores.
- Controla en la medida que puedas la higiene del sueño de tus hijos. Es necesario que siempre vayan a la cama a la misma hora y que desconecten los aparatos electrónicos dos horas antes de acostarse. Ofréceles un libro, no hay nada mejor que permitir que el sueño les llegue poco a poco entre las páginas de una novela que en la pantalla de un móvil.
No dudes en informar de estos datos a tus hijos, de ese modo comprenderán mejor muchas de esas cosas que les ocurre. Vale la pena.