‘Ser diferente no significa estar equivocado’ es una máxima que tus hijos deberán aprender para saber su propio valor. Es fácil etiquetar a los niños como «malos» cuando es el único en el grupo de juego que se sube a la encimera de la cocina mientras los demás se sientan educadamente alrededor de la mesa tomando sus bocadillos.
Es fácil concluir que estás haciendo algo mal cuando supuestamente tu bebé es el único del grupo que no duerme toda la noche. Los nuevos padres obtienen sus «normas» de los estilos generales de crianza y del comportamiento infantil del grupo social en el que se encuentran.
Vivimos en una sociedad en la que ser ‘diferente’ equivale a estar equivocado, y esto no debe ser así… Este no es solo un razonamiento erróneo, sino que además disminuye la confianza en los niños y socavará su percepción de la singularidad y el valor propio. Comparando tu crianza con otros te hará incluso dudar de ti mismo/a. Reforzarás esa sensación negativa: que el mal comportamiento de tu hijo es de alguna manera tu culpa. Y ni tu hijo tiene mal comportamiento, ni tú tienes culpa de nada.
No te compares con los demás y mira a tu hijo con ojos de madre/padre, de forma objetiva. Serás menos crítico y de repente, más realista. Cada estrella brilla con una luz diferente y esa diferencia es lo que nos hace únicos e irrepetibles.
Quizá tu hijo no tenga el mejor comportamiento y tú tampoco seas perfecto/a, pero la perfección no existe. Lo que sí existe son las ganas de mejorar, de vivir en armonía y de buscar las estrategias para conseguir una vida familiar llena de amor y cariño. Donde existan normas y límites, pero donde también haya amor, cariño, respeto y flexibilidad. Y ahora, ¿qué piensas de ser ‘diferente’?