Ser madre y enfermera en tiempos de coronavirus

El 12 de mayo de 1820 nació en la ciudad de Florencia, Florence Nightingale, una personalidad fundamental para el mundo de la medicina en general y para la enfermería en particular. Florence fue enfermera, además de escritora y una importante estadística, ya que desde muy pequeña mostró grandes dotes para las matemáticas. Nacida en una familia británica de clase alta, Florence Nightingale es conocida como la fundadora de la profesión de la enfermería moderna.

En honor a Florence Nightingale, el 12 de mayo se celebra el Día Internacional de la Enfermería. Con el sencillo objetivo de homenajear a todas las personas que forman parte de esta honorable profesión. Además de celebrar el nacimiento de esta importante personalidad femenina que cambió la forma de ejercer la enfermería y qué, gracias a sus aportes a este campo, fue y es posible salvar la vida de muchas personas.

Madre y enfermera en plena pandemia

Este año sin duda el homenaje es aún más significativo, dado que nos encontramos ante la terrible pandemia producida por el Covid-19. Los enfermeros y enfermeras de todo el mundo, luchan cada día por salvar al mayor número de personas, poniendo en riesgo su propia vida además de la de su familia. Personas con familia, con hijos a los que desean besar y cuidar y que en estos momentos se encuentran alejados de ellos para protegerlos.

Son muchas las semanas que llevamos ya luchando contra este cruel y terrible virus que ha llegado para cambiar la vida de todos tal y como se conocía hasta el momento. Millones de personas en el mundo han pasado por un confinamiento, algo que todavía continúa en cierta medida y que tardará en pasar. Pero, para todos esos profesionales de salud que han estado y están cada día al frente de la batalla, esta guerra aún no ha terminado.

Compaginar la vida laboral con la familiar no siempre es fácil. Pero en este caso, mucho más complicado ha debido ser para esa madre y enfermera que cada día salía de casa para enfrentarse de cara con el virus. Hombres y mujeres que dejan en casa a sus hijos, para ir a cuidar y salvar la vida de los hijos de otros, de otras madres y padres, de hermanos y amigos.

Muchos de los cuáles, se han contagiado con el Covid-19. Y mientras se recuperaban y luchaban por salvar su vida, esperaban con anhelo la vuelta al trabajo. Porque esa profesión, su profesión es más que un trabajo, es una vocación. Y gracias a esa devoción, muchas personas han superado el virus y han podido volver a casa con sus familias. Otras muchas se han quedado por el camino, acompañados por esos enfermeros y enfermeras que han estado a su lado hasta el final.


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