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La adolescencia tardía es cuando hablamos de edades comprendidas entre los 15 a 18 años. Muchas rebeliones en la escuela secundaria ocurren como resultado de la adolescencia retrasada, el joven se rebela dramáticamente al fin para liberarse de la dependencia de la infancia de la aprobación de los padres por ser siempre el «buen niño”.
Por ejemplo, solo los niños suelen ser más lentos para separarse de los padres debido al fuerte apego y a la prolongación de ambos lados. Finalmente, en la escuela secundaria, estos jóvenes, con la graduación hacia una mayor independencia que se avecina, pueden necesitar iniciar rebeliones tardías para obtener la separación, diferenciación y autonomía que necesitan para llevar a cabo este próximo paso trascendental.
Esto es doloroso y aterrador para los padres. A esta edad avanzada, la toma de riesgos puede ser más peligrosa, mientras extrañan la pérdida de cercanía y compatibilidad con su hijo o hija que han disfrutado durante tantos años.
Lo que los padres deben recordar en este momento es que el joven está tan asustado y dolorido como ellos. Por lo tanto, su trabajo es permitir una mayor independencia mientras esperan una responsabilidad proporcional, mantenerse empáticos durante los desacuerdos y proporcionar una guía tranquila y clara sobre cualquier riesgo significativo que pueda suceder.
Es importante que los padres no se pongan “en el equipo contrario” de sus hijos. Éstos deben sentir que están en su mismo camino y que siempre estarán de su parte para guiarles en todo lo que necesiten. Así los adolescentes se sentirán queridos y respetados en todo momento. Así, los padres podrán cuidar el vínculo que tienen con sus hijos a pesar de su gran deseo de independencia ante la vida. Cuidar la relación en esta etapa es fundamental para el buen transcurso de la vida de los hijos.