Durante todo el año los niños puede sufrir diversas infecciones nasales que les impiden respirar bien, por lo que es esencial aprender a realizar lavados nasales para ayudarles a reducir esta molestia. A pesar de que el pequeño intentará evitarlo por todos los medios, ya que para los pequeños es algo intimidatorio, lo cierto es que el lavado nasal es un gran alivio en esas situaciones.
El lavado nasal ayuda a limpiar los conductos nasales, eliminando restos de residuos del medio ambiente como el polen o el polvo, sustancias que producen alergias en muchos casos. Además, cuando existe infección respiratoria en los senos paranasales, respirar con normalidad es muy difícil y el niño puede llegar a tener problemas de apneas. El lavado nasal le ayudará a eliminar el exceso de moco e hidratará la zona, todo ello esencial para poder respirar con mayor facilidad.
Solución salina para los lavados nasales
Para realizar el lavado nasal a los niños, puedes utilizar una solución preparada específica para uso pediátrico. En cualquier farmacia podrás encontrar este producto, que además viene con un envase preparado para esta misión. No obstante, puede resultar algo caro sobre todo teniendo en cuenta que tendrás que darle muchos usos a lo largo de la infancia de tus hijos.
Puedes evitar realizar este gasto cada año preparando tú misma la solución salina en casa, es realmente sencillo además de mucho más económico. Estos son los ingredientes que necesitarás:
- Medio litro de agua: es importante que el agua sea destilada, en su defecto, puedes hervirla para este uso.
- Una pizca de bicarbonato
- 1 cucharadita de sal: Tendrás que buscar sal sin yodo para este uso, podrás encontrarla en herbolarios o en la zona de productos «BIO» de tu supermercado habitual.
- Una perilla para aplicar la solución salina, podrás encontrarla en la farmacia y en supermercados que comercien productos de uso infantil.
Cómo realizar el lavado nasal
Rellena la perilla hasta la mitad con la solución salina. Coloca la cabeza del niño en el lavabo o coloca una toalla bajo la cabeza del pequeño. Inclina la cabeza del niño hacia un lado e introduce la perilla en el seno nasal, presiona la perilla con cuidado para que se distribuya la solución salina, que debe salir por el otro seno nasal. Repite la operación a la inversa y limpia con un pañuelo la nariz del pequeño para eliminar los restos. Si aún no sabe sonarse la nariz para expulsar los mocos, encontrarás algunos consejos en este enlace.