Tanto a chicas como a chicos preadolescentes o adolescentes les gusta pasar la noche con sus amigos… Una fiesta de pijamas es la solución a esto. Les ayuda a potenciar el vínculo entre ellos y a pasar más tiempo juntos.
Pero es importante que se tengan en cuenta que es posible que ocurran algunos problemas y que siempre, será buena idea tenerlo presente para encontrar la soluciones lo antes posible.
Hacer que se sientan como en casa
Cuanto más familiarizados estén los niños en la casa mejor. Por esto, cuando entren por la puerta es importante que les digas dónde dormirán, dónde pueden guardar sus cosas, en qué sitio puede tener intimidad si la necesita, dónde cenarán… etc. Es buena idea que tengan un rincón para que guarden sus pertenencias.
Es ideal tener la fiesta de pijama bien estructurada para que los niños no se sientan demasiado desubicados y puedan sentirse a gusto todo el tiempo que estén en tu casa. Piensa también en la cena para que la comida que haya sea la que todos puedan comer, si hay algún niño con alguna delicadeza tendrás que hablarlo con su madre antes.
¿Y si echan de menos a sus padres?
En ocasiones, sobre todo los niños más pequeños pueden echar de menos en algunos momentos su casa y su familia. Al fin y al cabo, están en un lugar donde no es su zona de confort. Es buena idea trabajar la distracción con actividades que le hagan estar bien, si por algún motivo se siente muy mal, siempre se puede llamar a los padres para que vayan a recogerle.
En cambio, si es capaz de pasar la noche y pasarlo bien, es posible que al día siguiente se sienta orgulloso de haberlo conseguido. Algo sin duda, que se puede elogiar.
¿Y si se enferma alguien?
Si alguno de los invitados se comienza a sentir mal o incluso enferma, será necesario llamar a sus padres lo antes posible y no administrarle ningún medicamento sin el conocimiento previo de sus padres. Llama a sus padres y que vengan a recogerle inmediatamente. Ese pequeño querrá estar con su familia lo antes posible.