Sueño infantil: 5 sencillos pasos que ayudaran a mejorar la calidad del sueño de tu hijo/a

El sueño es una necesidad primaria, importante a lo largo de toda nuestra vida, pero con una especial relevancia en la infancia. Mientras el niño duerme su cerebro se encuentra en plena actividad, creando nuevas conexiones neuronales que le permitirán avanzar de forma adecuada en su proceso de desarrollo. Durante los primeros años de vida es importante que seamos muy cuidadosos con el sueño de nuestro hijo/a, ya que estamos enseñándole a como debe ser el dormir a lo largo de toda su vida.

A través del sueño los niños organizan las vivencias del día, permitiéndoles tener una capacidad más plena para el aprendizaje, que en estos primeros años ocupa gran parte de su día. Dormir les aporta un cerebro más pleno y capaz para enfrentarse a los retos cotidianos. Esto les proporciona el camino sereno que favorece una adecuada regulación emocional y conducta positiva, con menos tendencia a la irritabilidad y explosiones de ira (rabietas y pataletas).

Hoy, en el día mundial del sueño, vamos a ver 5 sencillos pasos que ayudarán a que los pequeños de casa adquieran un adecuado hábito de sueño, permitiéndoles tener la energía y vitalidad necesaria para el quehacer diario.

1. Establecer una rutina para dormir.

Los niños necesitan rutinas. El hecho de que las cosas ocurran siempre de la misma forma y en el mismo momento del día, les permite estructurar el tiempo (concepto abstracto que irá adquiriendo sentido a medida que vayan creciendo) y les dará seguridad. Si el niño/a se siente seguro y estable, su conducta será más positiva y adecuada a las situaciones y el contexto. Entendiendo de esta forma, que después de merendar podrá jugar un rato, luego se bañará, se pondrá el pijama, cenará e ira a la cama a dormir. Esta secuencia quedará grabada en su cerebro, algo necesario en los primeros años de vida.

2. El niño/a debe tener su propio espacio para dormir.

Es importante que nuestro hijo/a cuente con una habitación propia o compartida con los hermanos, sino es posible de otra forma. La separación de padres e hijos en la cama permite que los niños puedan ir entendiendo mejor los conflictos edipicos que aparecerán en los primeros 3 años (mamá y papá son personas diferentes a mi). La separación de espacios les permite que el complicado proceso de individualización sea algo más sencillo y comprensibles para ellos.

En los primeros años forjan los pilares de su personalidad y la diferenciación y separación de las figuras de apego les ayuda a este desarrollo personal. Esto no quiere decir que un día especial, en el que nuestro hijo se encuentre enfermo o que por razones de espacio en un viaje se nos haga complicado dormir en habitaciones separadas, no podamos dormir con él, pero no debe ser la norma. El niño/a debe conocer su espacio personal que incluye su cama, lugar de estudio, etc.

3. Acostarle despierto para que aprenda a dormirse solo.

Es frecuente que a lo largo de la noche ocurran varios despertares que exijan que el niño/a vuelva a tener que iniciar por si mismo el proceso de dormir. Si lo dejamos en la cama cuando ya esta dormido, al despertar se sentirá desorientado sin saber que hace allí, y al mismo tiempo solo. Por ello, es adecuado que vaya a la cama despierto y se duerma solo, sin nosotros en la habitación. Esto al principio puede resultar complicado, pero es la mejor forma de que la calidad del sueño de los pequeños y el de sus padres no se vea afectada negativamente.

Siempre que vayamos a cambiar su rutina con respecto al sueño es importante avisarles de lo que ocurrirá. Por ejemplo, si hasta ahora nos acostábamos en su cama hasta que se dormía y vamos a dejar de hacerlo, le avisaremos por el día de lo que va a empezar a ocurrir por la noche.

4. Usar objetos transicionales (peluches, mantitas, etc.)

Los miedos infantiles a la oscuridad, monstruos u otros seres imaginarios comunes en todos los niños, pueden dificultar el proceso de dormir. Es muy adecuado que cuenten con un objeto al que depositen cierto apego y les transmita seguridad y confianza. Los peluches o muñecos suelen cumplir este papel, dándole a ese objeto el poder de acompañarles en la aventura de dormir solos y hacerse mayores.

5. No dormir con televisión, tablet u otros aparatos electrónicos.

Si nuestro hijo tiene miedo a la oscuridad lo adecuado es comprar un piloto luminoso que regula de forma adecuada la cantidad de luz que es necesaria sin sonidos y a unas frecuencias bajas. La luz de la televisión dificulta la liberación de melanina, sustancia necesaria para un adecuado descanso y cuya producción solo tiene lugar cuando hay oscuridad. Acostumbrarlos a que la hora de dormir debe hacerse sin estímulos que nos alejen del objetivo que nos lleva a la cama es positivo para su descanso presente y futuro.


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