Una de las cosas que esperamos con ansias es cuando nuestros bebés comiencen a alcanzar todos los hitos. La primera vez que ruedan, gatean y caminan. Y sí, incluso esas primeras palabras. Todos esperamos ansiosos saber si será ‘mamá’ o ‘papá’. No para decepcionar a nadie, pero suele ocurrir. Bueno, pronto estaremos comiendo nuestras propias palabras y deseando que nunca hayan empezado a hablar en primer lugar. Esto se debe a múltiples razones.
La primera razón es porque una vez que comienzan a hacer algo, parece que nunca se detienen. No dejan de rodar, gatear y caminar, simplemente mejoran, así que lo mismo ocurre con la conversación. Prepárate para que te expliquen toda tu vida y para que te pregunten por qué por millonésima vez. Luego, por supuesto, llega el momento en que empiezan a repetirte y te sorprende la cantidad de veces al día que dices una mala palabra…
La ansiedad de separación sigue existiendo… ¡no solo ocurre cuando son bebés! Si pensabas que la ansiedad por separación había terminado cuando tu bebé se convirtió en un niño pequeño, estabas muy equivocado. Los niños pequeños pasan por su propia forma de ansiedad por separación y esto es casi peor. Los bebés, en su mayor parte, están contentos en los brazos de alguien, incluso si no son de mamá. Solo quieren que les den calor humano y mimos. Los niños pequeños conocen la diferencia entre un extraño y una mamá, y no estarán felices con nadie más.
También querrán que los cojan en brazos, y los niños pequeños son mucho más pesados que los recién nacidos, por lo que llevar un niño pequeño de 15 kilos no es tan fácil. Olvídate de ir al baño solo nunca más, porque ahora que pueden caminar, te seguirán. Muchos padres comienzan a planear para su segundo bebé cuando el mayor es un niño pequeño, por lo que esta ansiedad solo puede empeorar cuando añades algo de celos a la mezcla.
No es tan fácil ser mamá… ¡pero merece la pena!