Técnicas para prevenir la agresividad infantil

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Puede comenzar de pequeños con mordiscos, golpes, patadas o empujones a otros niños. Son habituales en niños que comienzan la guardería, entre los 2-4 años. Hasta los 5 años los niños no tienen manera de regular ni controlar sus conductas, por lo que se puede considerar algo puntual. Quieren comunicarse y no pueden o no saben cómo hacerlo, y lo hacen a través de la conducta agresiva.

Pero si no hacemos algo estas conductas de agresividad infantil que pueden parecer una simple anécdota pueden agravarse con el tiempo. Puede llegar a ser un gran problema tanto para profesores y padres, y cuando antes las afrontemos y atajemos mejor será el resultado. Es necesario reconducir esta conducta para que no se convierta en habitual.

¿Cuándo se considera que un niño es agresivo?

La agresividad infantil es cuando el niño daña a una persona o un objeto de forma intencionada, y el daño puede ser tanto físico como psicológico.

Cómo ya hemos dicho antes, los niños pequeños pueden tener conductas agresivas por su poca regulación de su conducta. Esto no significa necesariamente que se vuelvan agresivos de mayores, pero si sería conveniente ver que hay detrás de estas conductas para reconducirlas.

El objetivo es evitar que haga daño a los demás y a sí mismo, y evitarle las consecuencias negativas de su conducta.

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Causas de la agresividad infantil

  • Imitación. Los niños son como esponjas que absorben toda la información que hay a su disposición. Pueden estar expuestos a la violencia a través de la televisión, la escuela, los videojuegos, la familia… si observan que el modo de resolver los conflictos es a través de la violencia (verbal o física) lo asimilará como una conducta normal. La familia es el factor más influyente en los niños, si observa que sus padres se comunican con agresividad lo tomará como forma habitual de comunicarse y solucionar los problemas
  • Dificultades en el habla. Como dijimos antes, los niños al no tener dominio del lenguaje para comunicarse, les crea frustración. Si se sienten enfadados, furiosos, tristes o que una situación es injusta no sabrán expresarlo de otra forma que mediante gestos, que pueden llegar a ser agresivos.
  • Falta de estrategias de afrontamiento. Aún sabiendo hablar muchos niños no saben cómo expresar sus emociones, no tienen unas estrategias para expresarse de manera asertiva para no recurrir a la violencia.
  • Intolerancia hacia la frustración. Si no han aprendido a afrontar la frustración, ante cualquier dificultad se verán sobrepasados y responderán de forma agresiva. Puedes leer nuestro artículo “Cómo enseñar a los niños a gestionar su frustración” para ayudarles.
  • Educación permisiva. Los niños necesitan límites, y un estilo educativo con ausencia de normas y reglas es un factor de riesgo para la aparición de la agresividad infantil.

¿Qué hacer para evitar la agresividad infantil?

Lo primero que debemos tener claro es que hay que ser congruente. No podemos castigar la violencia con violencia. Debemos ver que hay más allá del comportamiento del niño. Ver que es lo que ha llevado a ese comportamiento, descubrir el origen. Las conductas agresivas son conductas aprendidas, por lo que afortunadamente pueden modificarse.

Técnicas para controlar la agresividad infantil

Debemos de calmarnos. Es normal una conducta agresiva en niños pequeños, forma parte de su aprendizaje. Existen técnicas para corregir este tipo de conductas por otras más aceptadas.

  • Hablar con él/ella. Habla en tono claro y firme. Deja claro que no se puede pegar a otra persona.
  • Pon en palabras sus emociones. Se sentirá reconfortado y entendido. “Estás enfadado porque tu hermano rompió tu juguete, ¿verdad?” o “se estropeó tu dibujo tan bonito, ¿estás triste, verdad?”. Que aprenda que ese malestar tiene nombre, que es normal sentirse así y que hay más maneras de expresarlo.
  • Apórtale otras estrategias de afrontamiento. Su emoción es comprendida, ahora debemos ayudarle para que tenga en su repertorio otras estrategias de afrontamiento. Por ejemplo si se estropeó su dibujo, podemos decirle “¿Puedes hacérmelo de nuevo?”. Podemos ofrecerles alternativas para lograr solucionar aquello que les ha causado la emoción negativa. Así les mostraremos que la violencia no es la única posibilidad.
  • Técnica de control de emociones. Podemos enseñarle la técnica del semáforo que consiste en representar sus emociones de manera física. Es una técnica de control de las emociones:
  1. Luz roja: Pararse. Cuando no podemos controlar una emoción, nos paramos. Les ayudará a detectar las señales que provocan sus emociones.
  2. Luz naranja: Pensar. Uno se hace consciente de que se está enfureciendo. Es momento de hallar causas y soluciones.
  3. Luz verde: dialogar. Es para dialogar y expresar nuestras emociones que se están experimentando para volver a la normalidad.

  • Canciones.  A los niños más pequeños les encantan las canciones, les enseñan a la vez que les relaja. Podemos enseñarle canciones donde se explique para que sirve cada parte del cuerpo. “Los dientes sirven para comer, los brazos para abrazar,..”

Porque recuerda… los niños necesitan que alguien les guíe para comprender y manejar sus emociones.


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