Si tu hijo es menor de trece años no necesita un teléfono móvil

¿Sabéis cuántos niños menores de trece años piden cómo regalo de cumpleaños, Navidad o Comunión un teléfono móvil? Muchos. Incluso demasiados. El otro día me llamó la atención una conversación de unos vecinos (un padre con su hijo que iba a cumplir once años en agosto). El hombre preguntó al niño lo que quería para ese día. Su hijo no tardó ni dos minutos en responder que un teléfono móvil.

Esa respuesta tan decidida me hizo pensar en mi infancia y adolescencia. Reconozco que yo no tuve teléfono móvil hasta los catorce años. ¿Pero sabéis qué? Tampoco lo necesitaba. Estaba muy ocupada viendo mis series de dibujo favoritas, jugando a las muñecas y saliendo a la calle con mis amigos a jugar con los famosos tazos. ¿Y ahora qué?

Ahora me encuentro con niños menores de trece años en un parque sin despegar la mirada del teléfono. ¡Y están con los amigos! Es curioso que en vez de hablar unos con otros (si están al lado), prefieran hacerlo por WhatsApp o las redes sociales. Reconozco que me da mucha pena ver esto. Prácticamente, ya no se ven niños corriendo por el barrio. Y todavía menos adolescentes sentados en un banco escuchando música y contándose entre ellos su incomprendida vida. 

Si tu hijo tiene menos de trece años, por favor, no le compres un teléfono móvil todavía. Y hoy te voy a dar cinco razones de por qué no deberías hacerlo. Aunque la decisión es solo tuya, evidentemente.

Porque tanto niños como adolescentes necesitan desarrollar su creatividad

Necesitan inventar, experimentar, caerse, levantarse, soñar y sentir interés por las cosas que le rodean. Y eso no lo pueden hacer si están sentados constantemente en el sofá con el teléfono móvil. La infancia es la etapa del aprendizaje activo por excelencia. Y dentro del aprendizaje activo no entra hablar por Facebook o WhatsApp con algún amigo del colegio o instituto. 

Porque el teléfono móvil no favorece la comunicación cara a cara

Los niños y sobre todo los adolescentes necesitan una comunicación activa y cercana y comprensiva. ¿De verdad creéis que enviar emoticonos por mensajes va a favorecer eso? Está claro que no. Conozco familias que me cuentan que se comunican con sus hijos adolescentes a través de WhatsApp. Por la plataforma les preguntan cómo están y cómo se sienten. Y eso no estaría tan mal si no estuvieran en la misma casa. ¡En la misma casa! No pretendo juzgar a nadie (y de momento no tengo hijos) pero no entiendo cómo unos padres han llegado a perder tanta comunicación con sus hijos.

Porque tienen que aprender a expresar sus emociones alejados de una pantalla

Hace unos días, parada en un semáforo pude escuchar la conversación de dos chicas de no más trece años. Una decía lo siguiente: «al final le dije a Rubén por WhatsApp que me gustaba». La chica que le acompañaba le preguntó qué le había contestado él. ¿Sabéis cuál fue la respuesta? «Me envío un emoticono de un corazón». Sean cuáles sean las emociones de niños y adolescentes, deberían aprender a expresarlas teniendo a la otra persona delante. Creo que mediante la pantalla de un teléfono móvil es realmente complicado gestionar e identificar las emociones. 

Porque un teléfono móvil no ofrece momentos inolvidables a los niños y adolescentes

Estar pegado en el sofá chateando con el teléfono móvil no es ningún momento inolvidable. Sin embargo, sí que suele serlo ir a excursiones en la naturaleza, visitar por primera vez un teatro o museo, ir de acampada o practicar algún deporte en familia. Los niños y adolescentes necesitan vivir experiencias para ir avanzando en su desarrollo. Necesitan equivocarse, descubrir, moverse y cuestionarse un montón de cosas sobre su entorno. ¿Cómo van a hacer estas cosas si están pegados al teléfono móvil? 

Porque el uso excesivo del teléfono móvil puede provocar problemas de salud

No es la primera vez que nos dicen que el uso excesivo de un teléfono móvil puede provocar obesidad, por ejemplo. Cuando niños y adolescentes están tumbados o sentados con el aparato durante horas, no se produce ningún movimiento ni ninguna actividad física. Para evitar problemas mayores, es necesario que salgan a la calle a practicar algún deporte y que su cuerpo se active. Además, se debe prevenir que se utilicen dispositivos móviles antes de dormir porque afecta a la calidad y a la cantidad del sueño de los niños y de los adolescentes. 


Y por favor, vosotros como padres no deberíais utilizar la opción del dispositivo móvil para entretener y conseguir que haga lo que queréis. ¿Qué quiero decir con esto? Pues que hay bastantes padres que dicen… » dale el teléfono al niño que a así se entretiene». Y hay muchas familias que ceden el dispositivo móvil en la comida para que se distraigan. Pero así no están aprendiendo a concentrarse. La hora de la comida tendría que ser tranquila y no llena de estímulos provocados por un teléfono móvil.

Recordad siempre que estamos hablando de un uso excesivo y continuado del teléfono móvil. Si tu hijo utiliza tu móvil para jugar una o dos horas al día a un juego que le gusta no pasaría absolutamente nada. Estamos hablando de niños y adolescentes que ven como una necesidad tener un teléfono móvil y les crea ansiedad si no lo consiguen. Hablamos de adolescentes que no pueden apartar la mirada de la pantalla ni aunque llegue visita a casa.


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