Conocer que el niño padece una discapacidad es un trago difícil de asimilar para los padres. Cada jornada es una constante lucha por parte de padres e hijo y es necesario ayuda para no decaer. A continuación vamos a hablar sobre cómo enfocar y trabajar la discapacidad de un hijo.
Un hijo con discapacidad
Tener un hijo con discapacidad es muy duro. El intenso sufrimiento que padecen los padres al ver mal a su hijo y no poder remediarlo no desaparece. Los padres, al principio, pasan por varias etapas dependiendo del tipo de discapacidad. Necesitan tiempo y espacio para afrontar el hecho y entender que su hijo tiene un problema permanente, generalmente. Las fases que viven los progenitores pueden variar o repetirse según el caso concreto:
- Negación: Se niegan a aceptar la realidad.
- Culpabilidad: Se culpan por lo que le pasa a su hijo, culpan al médico, a su entorno… Se sienten impotentes.
- Negociación: Empiezan a hablar más del tema y no se sienten tan negativos al respecto.
- Depresión: Ocurre por cansancio y agotamiento de tipo físico y mental.
- Aceptación: Aceptan del todo o prácticamente la discapacidad del hijo.
Afrontar la discapacidad
No hay nada que imposibilite u obstáculos insalvables si no se da opción a ello. Padre y madre deben hacer frente unidos a la enfermedad de su hijo y compartir miedos y lucha. Lo mejor es hablar, informarse, seguir la vida, distraerse con el trabajo, practicar ocio, relacionarse, preguntar, buscar lo positivo, alegrarse de los avances…, y tener paciencia y amor por el hijo. Algunas ideas que pueden facilitar el trabajo con el hijo son las siguientes:
- Pensar de un modo positivo y centrarse en el presente. No aspirar a grandes logros. Avanzar paso a paso valorando las pequeñas hazañas del niño. Nunca perder la esperanza.
- No alterar la rutina en la medida de lo posible o volver lo antes posible a ella. Horarios, normas y rutina son esenciales para la estabilidad emocional del niño.
- Para sentirse útil y no derrumbarse el padre pueden informarse y consultar en internet o con los médicos, aspectos sobre el tipo de discapacidad que padezca su hijo. Igualmente puede investigar los derechos que le corresponden a su hijo por su discapacidad.
- Hablar, conectar, profundizar y sincerarse con los profesionales médicos que traten al niño. Muchas veces si se establecen relaciones honestas entre las dos partes, los padres podrán desahogarse en confianza y hablar sin tapujos de cualquier duda.
- Ayudar en la salud física y mental del niño. Si el niño padece un problema físico no solo es suficiente tratar ese aspecto, sino velar por su estado emocional. Por lo que en ocasiones el deporte, el teatro, determinado tipo de ocio puede beneficiarle y ayudarle a evadirse de sus miedos, dolores y sesiones médicas y medicación. Como padres no hay que olvidar motivar al niño y destacar sus cualidades, méritos y objetivos alcanzados.
- Apoyarse y hablar con el personal docente. Hacerle conocedor de lo que le pasa al niño y de cómo pueden y deben ayudarle. Reunirse con ellos y pedir que informen del estado y evolución del menor en clase y en las actividades escolares.
- Encuentros con padres e hijos con los mismos problemas para así compartir experiencias, relacionarse, crear vínculos. Padres e hijos se sentirán más arropados y parte de algo, no seres aislados.
- Tomarse tiempo para uno, descansar, permitirse llorar y levantarse con más fuerza por el hijo. Es difícil mantener la compostura y no gritar en ocasiones, sin embargo, hay que respirar y hacer un esfuerzo. El niño necesita apoyo y comprensión.
- Conviene expresar las emociones y comunicarse con psicólogos que puedan orientar y asesorar en el camino. Hablar con el hijo y otros familiares, no encerrarse en sí mismo.
- Mejorar el entorno del niño y el ambiente físico: casa y habitación. Que se sienta cómodo y pueda desenvolverse lo mejor posible. Igualmente que sea más práctico para padres y posible cuidador.