Tu temperamento influye en la crianza de tus hijos

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Cada persona tenemos un tipo de temperamento diferente y éste influye directamente en nuestra perspectiva con el mundo y en las interacciones sociales. Donde más influye el temperamento y donde es más importante tener conciencia de él es en la crianza de los hijos. Tu temperamento puede marcar la diferencia en una infancia feliz en tus hijos o en una infancia infeliz…

En este sentido, tu temperamento tiene un gran papel en la forma en que cuidas a tus hijos diariamente. De hecho ser consciente o no sobre tu temperamento puede determinar si es efectiva (o no) la disciplina que impartes en la crianza de tus hijos.

Tu temperamento influye en lo estricto o permisivo que serás con tu hijo. También desempeña un papel en la cantidad de tolerancia que tendrás para ciertos comportamientos. Evaluar tu propio comportamiento y en cómo encaja en tus hijos te ayudará a encontrar formas más efectivas para responder correctamente a las conductas de tus hijos.

El temperamento

Tu temperamento se compone de características con las quenaciste. Determina cómo percibes y respondes a las conductas de tu hijo. También influye en tu relación familiar, así como en las estrategias de disciplina que empleas. Esto es necesario entenderlo porque igual que tú tienes un temperamento de forma innata en tu interior, tus hijos también lo tienen y no se puede cambiar, aunque sí moldear.

Características que forman el temperamento

Descubre las diferentes características del temperamento, ¿cómo te defines?

  • Sensibilidad. Puedes ser más o menos sensible al ruido, al olfato, los sonidos, el gusto o el tacto. Puedes sentir incomodidad hacia los ruidos fuertes y que lo toleres de una forma u otra.
  • Nivel de actividad. Puedes ser más o menos activo diariamente y disfrutar de mucha o de menos actividad física.
  • Intensidad. Tu energía diaria dependerá de cómo sea de intenso en la vida. Quizá puedes mostrar reacciones exageradas a emociones fuertes o todo lo contrario y que a los demás les cueste saber cómo te sientes en según qué momentos.
  • Rutinas. Quizá disfrutes de las rutinas o quizá prefieras vivir la vida de forma improvisada.
  • Adaptabilidad. Hay personas que se adaptan mejor a los cambios y otras que necesitan un proceso más gradual para poder hacerlo.
  • Persistencia. Hay personas que tardan más en hacer las tareas pero hasta que no acaban una no empiezan otra, y otras personas que prefieren hacer mil cosas al mismo tiempo y después dejar casi todas a mitad.
  • Atención. ¿Tienes buena atención o te distraes con facilidad?

Evalúa tu temperamento

Al examinar los factores que componen el temperamento, imagina que cada uno está en una escala del uno al cinco. Es probable que estés cerca del extremo del espectro en algunas áreas y en otras áreas, puede que estés más en medio de la escalera.

No tiene que ser una situación de uno u otro, pero hay grados en los que posees ciertas características.

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Compara tu temperamento con el temperamento de tu hijo

La razón principal por la que es importante entender tu temperamento es que puede ayudarte a comparar tu temperamento con el temperamento de tu hijo. El ajuste entre tú y tu hijo puede ayudarte a reconocer las áreas en las que puedes ser un buen padre o madre y las áreas donde puedes tener dificultades… y donde tendrías que por supuesto, poner de tu parte para poder mejorar y que la crianza sea buena para tus hijos y menos estresante para ti.


Recuerda, tu temperamento no es ni bueno ni malo. Son simplemente esas características con las que naciste… No podrás cambiar el temperamento de tu hijo, pero podrás ayudarle con ciertas cosas que le resulten difíciles una vez que sea consciente del ajuste entre vuestros temperamentos.

¿Y si tienes un temperamento similar al de tu hijo?

Ciertamente hay ventajas y desventajas de tener un temperamento similar al de tu hijo. Por ejemplo, si ambos tienen niveles de actividad similares, es probable que sea una buena coincidencia… podréis hacer deporte juntos si vuestro nivel de actividad es elevado.

Por otro lado, si ambos tenéis niveles similares de intensidad en las reacciones, podría terminar en algunos desacuerdos acalorados… es decir, que si no hay un buen control emocional las discusiones podrían ser demasiado explisovas.

Las reacciones emocionales también pueden ser contagiosas, por lo que si tú estás realmente enfadado y tu hijo tiene un temperamento similar, puede causar que tu hijo se enfade realmente.

¿Y si los temperamentos son totalmente diferentes?

Hay ventajas y desventajas de tener temperamentos opuestos. ¿Imaginas a un padre que le gusta estar criando espontáneamente a un niño que realmente necesita estructura y una rutina? Puede llevar a algunos problemas de comportamiento ya que el niño probablemente estará ansioso y molesto cuando no sepa los planes con anticipación… Los padres deben adaptarse al niño y no al revés.

Sin embargo, los opuestos a veces pueden equilibrarse entre sí. Un padre que es muy adaptable, pero está criando a un niño que es bastante rígido, puede ayudarlo a adaptarse a las actividades, mostrando paciencia y modelando nuevas actividades.

Desarrollar estrategias de disciplina apropiadas

Ser consciente de tu temperamento y el ajuste con tu hijo puede ayudarte a reconocer áreas en las que puede tener dificultades para disciplinarle. Por ejemplo, si es sensible al ruido y está criando a un niño de cuatro años que es muy activo, ¿cómo puede responder adecuadamente para evitar los conflictos? Puede ser útil reconocer que sus comportamientos son normales y que tu nivel de tolerancia para los comportamientos normales es bajo…

Aunque no puedes cambiar tu temperamento, puedes cambiar tus técnicas de crianza. Determina qué áreas son tus fortalezas y qué áreas pueden ser debilidades. Tendrás que pensar en estrategias de crianza que respeten el temperamento de tu hijo y sobre todo, que te ayuden a equilibrar tus emociones. Recuerda que tú eres el adulto y que los niños parea crecer felices deben hacerlo haciendo ruido, disfrutando, jugando y sintiendo tu amor incondicional cada día de su vida… ¡Imprescindible para la felicidad familiar!


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