Las notas de los niños simplemente son una calificación que va acorde a los conocimientos adquiridos durante el curso escolar. Esto por supuesto, puede estar ligado a muchas circunstancias que pueden hacer que las notas no sean buenas o que sean mejorables.
Muchos niños sienten ansiedad cuando les dan el boletín de las notas, pensando que sus notas no son suficientes y que ellos, son incapaces de hacer las cosas de otro modo (si el resultado es negativo).
Los niños necesitan sentir que son capaces de mejorar, puesto que solo de este modo podrán tener la motivación suficiente para poder trabajar durante las vacaciones y reforzar cosas como la lectura, la escritura o algún concepto que se haya atascado durante el curso. Si es necesario, apunta a tus hijos a clases de verano, pero en ningún caso debe ser un castigo, si no que deben entender que es una ayuda para mejorar ellos mismos para el curso siguiente.
Castigar a los niños todo el verano por las malas notas no es una buena idea, porque aunque creas que mejorará su rendimiento, si lo hace será por miedo. Cuando hay un cambio de comportamiento por miedo, en realidad no se interioriza el cambio por lo que a la larga, probablemente tendrá aversión por los estudios, cayendo en la probabilidad de sufrir fracaso escolar.
En este sentido, los niños deberán tener consecuencias claras según las notas que hayan sacado, acordadas con anterioridad y pactadas con ellos. Por ejemplo, si ha tenido un rendimiento bajo por falta de organización en el estudio, tendrá que ir a un psicopedagogo para que le enseñe a estudiar. Si ha sido por comportamiento deberá trabajar el autocontrol, etc. Es necesario encontrar la raíz del problema y después, buscar la solución más correcta acorde a cada caso.
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