Es posible que notes que los días son demasiado largos… Que te cuesta llegar a final del día con fuerza, que te sientes cansada y que parece que las tareas del hogar no se acaban nunca, ni el trabajo ni el cuidado de los niños. La realidad es que no siempre es fácil superar los días, pero lo que importa es que al día siguiente te levantes con una sonrisa en tu rostro por lo afortunada que eres de tener la familia que has formado.
No necesitas ser una madre perfecta para que tus hijos te disfruten y te quieran… solo necesitas ser una madre feliz. Una madre que disfruta al lado de sus hijos, que le gusta que le mimen y le gusta mimar. Sus manitas rodeando tu cuello o cuando te dicen que te quieren antes de entrar en el sueño cada noche, te derrite el corazón.
Es normal. Tus hijos son el motor de tu vida y si algo tienes claro es que tomarías cada una de las decisiones que has tomado en tu vida para que ellos estén donde están ahora: a tu lado. Son tu tesoro y no concibes una vida sin ellos… Aunque a veces llores del propio cansancio de la maternidad.
Es importante que recuerdes que tus hijos solo serán pequeños una vez, y que cada día a su lado son un regalo para ti en tu vida. Quizá aquellos días en los que están “insoportables” pienses que no es todo tan bonito, pero es tu perspectiva la que tiene que ver la vida a través de otro prisma. Disfruta de sus manos pequeñas, de su inocencia, de cómo descubren cada día el mundo. Porque su mundo existe gracias a que tú estás en él. La vida tiene sentido gracias a lo que tú les enseñas cada día.