La Associació Catalana contra l’anorèxia i la bulímia (Acab) alertaba estos últimos días acerca de una arriesgada conducta observada en algunos institutos. Se trata de lesiones intencionadas que las alumnas se provocan en las extremidades, con el objeto de resistir el hambre. Sé que este comportamiento os puede sorprender, pero para valorarlo debemos tener en cuenta la necesidad de aceptación en la adolescencia, y el hecho de que Internet puede actuar como facilitador en la divulgación de recomendaciones poco saludables y aún menos sensatas, a través de páginas como las pro Ana / pro Mia.
Como sabéis, los Trastornos de la Alimentación se caracterizan por comportamientos patológicos ante la ingesta alimentaria; las personas que los sufren están obsesionadas por el control de peso. La enferma o el enfermo es incapaz de identificar las consecuencias negativas de los trastornos, también de prever los beneficios de cualquier tratamiento propuesto. Cada vez está más claro que el papel de la familia es determinante, y lo es incluso cuando la persona afectada no colabora activamente.
Hará unos dos o tres años, desde Fundadeps, aseguraban que desde la década de los 60 hasta la actualidad, la prevalencia de trastornos como anorexia y bulimia había aumentado en más de tres puntos, y eso contando sólo casos diagnosticados
Volviendo a la noticia que motiva esta entrada: Acab realiza talleres en los Institutos de Secundaria, dirigidos a alumnas y alumnos en ESO, se trabajan las emociones, y se intenta fortalecer la individualidad de cada uno frente a comportamientos imprudentes (y a la vez prevenibles). Desde la asociación se ha detectado que las conductas de riesgo han crecido, aunque la cifra de chicas y chicos afectados por un trastorno de conducta alimentaria se ha mantenido estable.
Un problema multicausal
Estas enfermedades son complicadas de considerar, pues no debemos caer en el error de culpabilizar a unos u a otros; los factores predisponentes pueden estar relacionados con el propio afectado (por ejemplo sobrepeso, baja autoestima); o con el entorno socio cultural, incluyendo una posible preocupación excesiva por parte de los progenitores… Hay quien habla incluso de factores genéticos, si existen antecedentes de un miembro con uno de estos trastornos.
Por otra parte se entremezcla la etapa vital de la mayoría de personas enfermas: la pubertad con sus múltiples cambios cerebrales, físicos, sociales. Todo ello sin olvidar una sociedad que presiona a través de los cánones de belleza que creemos impuestos, un pobre autoconcepto, e incluso la cantidad de mensajes mediáticos que los menores están recibiendo a diario.
Representantes de Acab no dudan en señalar los intereses económicos de la industria de la moda
Señales que avisan
Anteriormente ya habíamos introducido brevemente la detección de estos trastornos, me gustaría aportar una información de la propia asociación mencionada, lo haré brevemente y en otra ocasión me propongo ampliarlo:
- En relación a la alimentación: utilización injustificada de dietas restrictivas, sentimiento de culpa por haber comido, evitar comidas en familia, encontrar comida escondida.
- En relación al peso: pérdida injustificada, realizar ejercicio físico de forma compulsiva sólo para adelgazar, amenorrea.
- En relación a la imagen corporal: intentos de esconder el cuerpo con ropa amplia…
- En relación al comportamiento: aumento de la irritabilidad o agresividad, comportamientos manipulativos, aparición de mentiras.
La familia: más importante de lo que tu piensas
Aunque los hijos crezcan, los padres siguen siendo un referente para ellos, eso sí: tienes que estar presente en sus vidas, ni pienses ni por un momento que te necesitan menos sólo porque son más grandes. La capacidad de escucha que tengas y la confianza que deposites en los (ya no tan) niños, también cuenta; pero sobre todo piensa que viviendo en una sociedad que considero (y no soy la única) muy enferma, la familia puede ejercer de muro de contención, y además tiene la capacidad de proteger a los niños, y buscar ayuda cuando hay problemas.
Por eso es muy importante que en las Escuelas de Padres, se incluyan estos contenidos, porque papás y mamás necesitan herramientas para afrontar o prevenir problemas…, y necesitan sobre todo compartir.
Debemos saber además que comer en familia actúa como factor de prevención, aún en estas edades (tengamos en cuenta que cuando pasan a Secundaria suelen ir a comer solos a casa); cada uno sabe las posibilidades que tiene de organizarse para comer con sus hijos, pero es importante.
En estos momentos Acab está realizando un gran trabajo mediante lo que llaman ‘vacunas psicológicas’, consistentes en mejorar las habilidades de comunicación e imagen corporal de los chicos y las chicas que asisten a sus talleres. Les felicito, y hago lo propio con otras asociaciones que en otras comunidades autónomas desempeñan un trabajo similar.