
Muchas madres prescinden del ejercicio físico, y sobre todo de las clases impartidas, por no dejar a sus bebés en casa.
Tras tener a sus hijos las madres necesitan recuperarse poca a poco física y emocionalmente. Todos los cambios que se van sucediendo afectan a su estado anímico, por lo que el relax que causa el yoga puede aliviarlo. Si esa actividad se realiza con el pequeño se logra seguir la relación sin abandonar la salud. Descubramos más acerca de esta práctica.
El contacto madre e hijo
Después del nacimiento la madre necesita sentirse muy cerca de su bebé, sobre todo los primeros meses y años. Las madres consideran y actúan por su bienestar (bien cuerpo, bien espíritu), siempre y cuando esto no suponga estar alejadas de sus hijos. En las clases de yoga, la madre y el bebé trabajan y se sienten conectados a todos los niveles. Si ya en el embarazo el vínculo es innegable y fortísimo, con el yoga madre e hijo se entienden con gestos, miradas y movimientos que favorecen su calma y paz interior. Sobre todo en estas clases la madre siente que puede actuar según necesite su bebé y sin sentirse juzgada ni observada.
El apego entre madre e hijo es primordial, y el yoga es un puente o un comunicador. La madre tras parir siente un tremendo cansancio y desarreglo hormonal. El amor hacia el hijo es inmenso, sin embargo, el cuerpo se resiente y necesita curarse y ser mimado. Muchas madres prescinden del ejercicio físico, y sobre todo de las clases impartidas, por no dejar a sus bebés en casa. El yoga para madres y sus bebés lo único que logra es que haya más asistencia por parte de ellas y que se involucren más, al no sentirse malas o culpables por no llevar a sus hijos con ellas.
Relajar cuerpo y mente
Con el yoga madre e hijo se entienden con gestos, miradas y movimientos que favorecen su calma y paz interior.
Las clases de yoga suelen duran unos 40 minutos, y son muy beneficiosas para fortalecer la pelvis y el abdomen de la mujer, liberar tensiones acumuladas y relajarse. Con el yoga no se piensa solo en tareas que han de desarrollarse a diario. Cuando practicas yoga una se centra en la respiración y el equilibrio, aspectos que se pueden olvidar a causa del estrés y ritmos frenéticos. Con esta práctica, la madre fortalece su cuerpo, tonifica sus músculos, llega a posturas impensables y logra conocerse mejor. La madre se libera y se propone ciertos retos, supera miedos y límites.
En el yoga para madres con sus bebés se incorporan pelotas, juguetes…., y se realizan actividades llenas de creatividad e imaginación. Con los bebés se desarrolla su aspecto sensorial, motor o cognoscitivo. El yoga con ellos no se rige por reglas ni autoridad. La madre puede seguir determinadas instrucciones de la monitora, no obstante, el bebé puede actuar con libertad: llorar, mamar, dormir… Todas las madres se encontrarán en el mismo papel, por lo que el apoyo es evidente, y el agobio y frustración deben dejarse fuera del aula.