Informe Pisa: ¿de verdad España ha roto la brecha educativa?

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Hace unos días salieron los resultados de España en el «temido» Informe Pisa 2015. ¡Vaya, qué sorpresa! Nuestro país se sitúa por primera vez en la historia a la par que el resto de países desarrollados del mundo. Por supuesto, el ministro de educación Menéndez de Vigo ha afirmado en sus declaraciones que los resultados han sido un verdadero éxito en situación de crisis y reconoce muy mucho el gran esfuerzo de los docentes de nuestro país y la calidad de enseñanza

El Informe Pisa 2015 se basa en una escala en la que la media es 500 puntos. En base a eso, nuestro país ha obtenido los siguientes resultados: 493 puntos en ciencia, 486 en matemáticas y 496 en lectura. De este modo y como decía antes, España va de la mano con países como Estados Unidos, Noruega y Suecia. Eso sí, después de que los resultados generales hayan descendido en relación al anterior Informe Pisa.

¡Eh! ¡España este año supera la media de la OCDE! ¡Somos unos campeones! La sociedad entra en euforia total cuando se hacen públicos los resultados del Informe Pisa. Ahora sí que podemos estar orgullosos de los alumnos y profesores españoles. Obviamente, antes de analizar los resultados, los docentes eran un desastre y los estudiantes no daban pie con bola. Pero parece ser que esas afirmaciones han cambiado cuando por fin y por primera vez en la historia estamos dentro de la media.

No dudo de que el Informe Pisa sea de gran utilidad. Y tampoco dudo de su eficacia para mejorar algunos aspectos de la calidad educativa. Lo único que digo es que se está volviendo a etiquetar a los estudiantes en base a un número y a una calificación. ¿Estar en la media de la OCDE implica haber roto la brecha educativa de nuestro país? ¿De verdad hay personas que piensan eso? Para romper la brecha educativa de nuestro país hace falta muchísimo más que unos buenos resultados en el Informe Pisa.

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¿Por algo se empieza? Bueno, según de qué manera lo mires. Si únicamente se da importancia a las habilidades cognitivas y se deja de lado lo emocional, lo personal, lo social y la educación para la vida y en valores (no, no vale decir que eso es tarea de los padres, por favor), pues sí, por algo se empieza. Si el único objetivo de España con respecto a la educación es conseguir cada vez mejores resultados sin tener en cuenta lo que realmente importa que es la calidad educativa, sí, por algo se empieza.

Hasta los expertos en educación hablan de que es muy complicado comparar resultados entre países. ¿Por qué? Pues muy sencillo: porque dentro de un aula hay un montón de desafíos (estudiantes con distintas habilidades y capacidades, desmotivación escolar, desigualdad de oportunidades, fracaso escolar…). Los investigadores educativos afirman que en los resultados también influye el nivel educativo de los padres y la tasa de alumnos que han repetido ya que el Informe Pisa se realiza con quince años independientemente del curso en el que se encuentre el estudiante.

Si alguno de vosotros me preguntarais ahora mismo si me siento orgullosa de los resultados del Informe Pisa diría que a medias. Reconozco que las habilidades científicas, las habilidades matemáticas y la comprensión lectora son importantes y que básicamente es en eso en lo que se ha centrado el informe del 2015, pero no son esos resultados a lo único que España debería prestar atención ya que posiblemente estaría suspensa en muchos otros aspectos educativos que también son de vital importancia.

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Todavía quedan muchas cosas en el tintero que mejorar: una formación del profesorado más extensa, asequible y que esté al alcance de todos (cursos, muchas más becas para la formación permanente, talleres, charlas, reuniones), una correcta práctica docente más allá de aprobar las oposiciones, no recortar en recursos importantes para los centros educativos y maestros (personal de apoyo y objetos materiales), mejorar en innovación educativa, un protocolo activo que sea útil para prevenir el acoso escolar en las aulas, que se de la importancia que se merece a la educación emocional y que por supuesto se tenga en cuenta las inteligencias múltiples en el aula porque no todos los estudiantes van a ser matemáticos o científicos en un futuro.

¿Dónde se refleja si España ha conseguido todo esto último que acabo de mencionar? Está claro que en el Informe Pisa no. Pero oye, «que nos quiten lo bailao» que hemos entrado en la media de la OCDE y eso hay que celebrarlo.



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