
En la crianza con apego los padres tienen un papel muy activo que velan por el bienestar y el desarrollo de sus hijos. Este estilo de crianza proporciona herramientas que ayudan a los padres a crear vínculos con sus hijos a través de la atención constante y amorosa de las necesidades del bebé. Este sería el punto de partida, pero es todo un camino largo de recorrer, donde los niños aprenden valiosas lecciones para la vida como la empatía y la compasión.
Hoy quiero hablarte sobre algunos principios importantes que son eficaces para ayudar a los bebés a desarrollar conexiones seguras y fuertes vínculos con sus padres. Aunque cada familia tiene circunstancias únicas y diferentes recursos y necesidades propias, estos principios tienen la intención de orientar a los padres y ayudarles a entender mejor el desarrollo normal de los niños, a identificar las necesidades de sus hijos y a poder responder a sus demandas a través del respeto y la empatía.
¿Qué es la crianza con apego?
La crianza con apego es un enfoque que promueve la proximidad física y emocional entre el bebé y sus cuidadores. Se apoya en prácticas como el contacto piel con piel, la alimentación a demanda, responder con sensibilidad al llanto, el porteo y dormir cerca del bebé. La finalidad es que el pequeño se sienta seguro y confiado para explorar el mundo, desarrollando autonomía, empatía y habilidades sociales a su ritmo.
Este enfoque no es un paquete cerrado ni una lista inflexible de tareas. La teoría del apego ayuda a entender por qué. Cada familia y cada niño son diferentes, y las prácticas se adaptan a su realidad. Lo esencial es la actitud: observar, comprender señales y responder de forma sensible, apropiada y segura. Dar atención de calidad no crea dependencia; al contrario, permite que el bebé internalice seguridad y, con el tiempo, gane confianza para separarse y regularse mejor.

Preparación para el embarazo y el parto
En la crianza con apego el embarazo y el parto son partes fundamentales ya que es la oportunidad para que los padres se preparen física, mental y emocionalmente para la pronta paternidad. Esto también engloba pensar en las cosas materiales que necesitará el pequeño al nacer como la ropa, la ropa para la mujer embarazada, los utensilios para la cocina, pañales, etc. Pero se refiere sobre todo a la necesidad de que los padres participen en la llegada del bebé estando bien informados y creando desde el embarazo un ambiente de amor dentro del hogar y entre la pareja. Algunas pautas importantes son:
- Reflexionar sobre experiencias de la infancia y creencias actuales sobre la crianza de los hijos.
- Informarse sobre los diferentes tipos de parto e informarse de los partos naturales.
- Informarse sobre la importancia de la lactancia materna.
- Tener hábitos saludables para asegurar un buen embarazo.
- Mantener una relación fuerte y saludable con la pareja.
- Buscar rutinas para poder crearlas cuando nazca el bebé.
- Etc.
En esta etapa también ayuda planificar el contacto piel con piel inmediato siempre que las circunstancias lo permitan, y hablar en pareja sobre expectativas, roles y apoyo mutuo. Resolver dudas con profesionales y elaborar un plan de nacimiento flexible aumenta la tranquilidad y favorece un inicio de vínculo sereno.

La alimentación con amor y respeto
Este principio fundamental de la crianza con apego señala la importancia de crear fuertes lazos a través del acto de alimentar, algo que acompañará a los niños el resto de su vida. No sólo se refiere a la lactancia materna sino a la alimentación consciente de los niños y al uso de alimentos en los momentos de convivencia familiar. Cosas que hay que tener en cuenta pueden ser:
- La lactancia materna es bueno para la madre y para el bebé.
- El bebé tiene que ser alimentado a demanda cuando dé señales de querer comer (antes de que empiece a llorar).
- Informarse sobre las tetinas artificiales para evitarlas y buscar otras alternativas.
- Si la madre no puede amamantar es importante que se imite el comportamiento de la lactancia materna (colocar la botella cerca del pecho, tener contacto visual, hablar con calma y amor, etc.)
- Comenzar con la introducción de alimentos sólidos cuando el bebé muestre señales de que está listo, no por edad.
- La lactancia materna puede continuar siempre y cuando la madre y el bebé estén de acuerdo.
- Si el niño quiere destetarse asegurarse de que está listo.
Desde el apego, alimentar significa mirar, sostener y sincronizarse con el ritmo del bebé. Si se usa biberón, replicar la cercanía del pecho (posición semiincorporada, alternar brazos, pausas responsivas) fomenta el vínculo. Evitar horarios estrictos y observar señales tempranas de hambre favorece una relación saludable con la comida.

Dar respuestas al bebé de forma sensible
Los padres deberán dar respuestas a su bebé desde el momento que nace con confianza en lo que hacen y con empatía para poder dar la respuesta adecuada a las necesidades del niño. Los bebés comunican las necesidades a los padres de muchas formas diferentes como por ejemplo: con movimientos corporales, con expresiones faciales, con el llanto, etc. Los padres deben aprender a confiar en sus hijos para saber cuáles son sus necesidades y así poder darles respuesta de forma coherente.
Esto no significa que para construir un fuerte vínculo con el bebé sólo se tengan que satisfacer las necesidades físicas, sino que también hay que tener tiempo de calidad para interactuar con el bebé pudiendo cumplir así las necesidades emocionales, que son tan importantes como las físicas.
Como padres se debe tener en cuenta que existen muchos mitos que no hay que hacer caso en cuanto a la crianza de los bebés, incluso es necesario rechazar aquellos consejos no deseados de la familia y amigos e incluso medios de comunicación.
Aunque sean consejos bien intencionados por parte de los demás, es posible que vayan en contra de tus valores, de tus sentimientos intuitivos como madre e incluso del desarrollo normal del pequeño. Por ejemplo cuando otras personas te dicen cosas como: «no cojas en brazos a tu hijo que le vas a malcriar», «deberías darle el biberón», «no le des el pecho en la vía pública», «déjale llorar solo para que aprenda a calmarse solo», «déjale llorar para que se duerma», «debe dormir solo en su cuna y no contigo en la cama», etc. Obviamente son recomendaciones que aunque sean bien intencionadas no debes de hacer caso, tu instinto es más sabio y la naturaleza nos lo ha proporcionado para poder criar bien a nuestros hijos recién nacidos.
cosas que es necesario tener en cuenta son:
- El cerebro del bebé es inmaduro y poco desarrollado por lo que no es capaz de calmarse solo, aprenderá a calmarse gracias al consuelo constante y repetido del adulto.
- Hay que entender los ritmos internos y naturales de los niños y programar el entrono en base a eso.
- Es normal que el bebé quiera mucho contacto físico y se le debe proporcionar.
- Altos niveles de estrés en casa puede hacer que los bebés lloren sin motivo e incluso que muestren enfermedades o estados de desequilibrio y sufrir problemas físicos y emocionales en el futuro.
- Si te sientes demasiado agotada como para hacer frente a las necesidades de tu bebé, pide ayuda. Nunca estarás sola.
- Las rabietas son emociones reales y deben ser tomadas en cuenta seriamente aunque te parezcan motivos tontos a ti, para tu hijo pueden ser muy importantes.
- Durante las rabietas debes consolar a tu hijo, pero nunca enfadarte o castigarle.
A esta sensibilidad se suma el reconocimiento del llanto como lenguaje: no es manipulación, es comunicación. Responder con prontitud y calma reduce el estrés del bebé y fortalece su confianza en el adulto, lo que a largo plazo favorece la autorregulación.
Si quieres construir un fuerte vínculo con tu bebé es muy importante que respondas constantemente a sus necesidades físicas, pero también a sus necesidades emocionales y que de este modo puedas interactuar con él. Sigue tu intuición de madre e ignora en todo momento aquello que no te haga sentir bien o pienses que no puede ser bueno para tu hijo. Aunque no hay reglas mágicas y los niños no vienen con instrucciones bajo del brazo, si intentas hacer las cosas siempre por el bien de tu hijo, entonces… irás por el buen camino.
Dormir cerca del bebé y colecho seguro
Compartir habitación o practicar colecho puede facilitar la lactancia nocturna, acortar los despertares y ofrecer seguridad al pequeño. No siempre implica compartir la misma cama: las cunas de colecho que se acoplan al colchón de los padres son una opción intermedia muy práctica.
Para una práctica segura, conviene evitar superficies blandas y textiles excesivos, mantener una temperatura agradable, colocar al bebé boca arriba y asegurar que tiene espacio para moverse y respirar. No se recomienda compartir cama si hay consumo de tabaco o alcohol, si se tiene el sueño muy profundo o si el colchón es inestable. La seguridad del bebé está siempre por encima de cualquier preferencia de descanso.
Porteo y contacto físico
El porteo acerca al bebé al cuerpo del adulto, favorece el contacto piel con piel y ayuda a leer sus señales. Fulares, bandoleras y mochilas ergonómicas permiten llevarlo en una posición fisiológica (espalda en C, cadera en M, vías respiratorias libres, vista y besos al alcance). Esta cercanía reduce el llanto, facilita el sueño y permite al cuidador tener manos libres para el día a día.
Elegir un portabebé ergonómico y ajustarlo bien evita sobrecargas en quien porte y protege caderas y columna del pequeño. Alternar lados, atender al calor y vigilar el sellado de la ropa son detalles sencillos que marcan la diferencia.
Crianza consciente, equilibrio y límites
La crianza con apego promueve la presencia atenta (estar de verdad, sin prisas), pero también el equilibrio: ni autoritarismo ni permisividad. Los límites claros y respetuosos protegen y enseñan, ajustados a la edad y el momento. Se desaconsejan los métodos de adiestramiento rígidos basados en horarios cerrados o ignorar el llanto, porque pueden debilitar la confianza.
En lugar de castigos, se apuesta por el refuerzo positivo, el modelado y las rutinas flexibles. El objetivo es acompañar el desarrollo de la autorregulación, no imponerla desde fuera.
Ambos progenitores y red de apoyo
El vínculo afectivo se nutre cuando ambas figuras de cuidado están implicadas. Aunque la lactancia materna conecte de forma especial a madre y bebé, el otro progenitor puede sostener, portear, bañar, cambiar, consolar y dormir al peque. Compartir responsabilidades disminuye la carga y muestra al bebé una relación basada en apoyo y respeto.
Contar con una red (familia, amistades, tribu de crianza) puede ser clave. Pedir que ayuden con recados, comidas o tareas del hogar protege el descanso y la salud mental. La madre y el padre merecen cuidarse para poder cuidar.
¿Cómo se comunican los bebés?
Desde el nacimiento, el bebé busca conectarse. El tacto es su lenguaje más temprano (contacto piel con piel calma y organiza). El contacto visual a corta distancia, las expresiones faciales y los sonidos suaves ayudan a sincronizarse con el adulto. Imitar gestos sencillos, seguir objetos con la vista o balbucear propician turnos de comunicación que sientan las bases del lenguaje.
- Responden al contacto piel con piel y se calman con el arrullo.
- Buscan miradas y rostros familiares y disfrutan imitándolos.
- Prefieren las voces humanas y el habla pausada y melodiosa.
- Exploran con la vista y el oído, iniciando sus primeras interacciones sociales.
Factores que pueden influir en el vínculo
El apego se construye con el tiempo y puede verse afectado por expectativas irreales, partos complejos, cansancio intenso, dolor, cambios hormonales o un ingreso del bebé. Si el recién nacido requiere cuidados especiales, el vínculo puede nutrirse igual con presencia, voz y caricias, incluso a través de la incubadora, guiados por el personal sanitario.
Si la tristeza o el bloqueo persisten, compartirlo con profesionales y red de apoyo facilita encontrar recursos. Identificar pronto cualquier dificultad abre puertas a un acompañamiento más sereno para todos.
Adopción y otras realidades familiares
Las familias adoptivas o con cuidadores distintos a los biológicos pueden forjar vínculos igual de sólidos. Lo relevante no es el origen, sino la consistencia de una respuesta sensible y la presencia afectiva en el día a día. El apego se cultiva con tiempos compartidos, rutinas predecibles y cuidados atentos.
Las «8 B» de la crianza con apego, explicadas
- Lazos desde el nacimiento: contacto piel con piel y presencia sensible en las primeras horas y días.
- Lactancia materna: alimentación a demanda y vínculo; si no es posible, biberón con cercanía y respuesta.
- Dormir cerca del bebé: compartir habitación o colecho seguro para descanso y lactancia más fáciles.
- Porteo: llevar al bebé en brazos o en portabebé ergonómico para contacto y regulación emocional.
- Confiar en el llanto: atenderlo como lenguaje válido que comunica necesidades.
- Evitar el adiestramiento rígido: priorizar el ritmo del bebé sobre relojes y calendarios estrictos. La disciplina positiva propone alternativas respetuosas.
- Equilibrio: combinar cercanía con límites respetuosos, sin castigos ni humillaciones.
- Ambos cuidadores: implicación de toda la familia para sostén y coherencia.
Estos principios no son un examen; no cumplirlos todos no invalida tu manera de criar. Son guías para orientar decisiones que prioricen el bienestar y el vínculo de tu bebé.
Con una actitud abierta, informada y cariñosa, la crianza con apego se convierte en un marco práctico y realista para el día a día: alimentar con presencia, descansar con seguridad, portear con ergonomía, responder con sensibilidad y pedir ayuda cuando haga falta. Así, el bebé crece sintiéndose visto y querido, y la familia gana confianza para afrontar cada etapa.
