Atención, conflicto a la vista: cuando hace frío y no quieren ponerse la chaqueta

Niño con chaqueta

Cariño, venga, ponte la chaqueta que hace frío. No quiero, no tengo frío

Seguro que más de una vez hemos vivido esta escena o una parecida. Una adulta que nota que hace frío y un pequeño o pequeña que se niega en redondo a ponerse la chaqueta o cualquier otra prenda de abrigo. Algo que puede convertirse en un conflicto.

Es evidente que nuestra voluntad de abrigar a la niña no es por capricho, sino porque nos preocupa su salud, que coja frío y que esto tenga consecuencias.

Comprendiendo sus motivos para evitar el conflicto

Y también es evidente que la niña tiene su propio criterio y que aunque nosotras tengamos frío, puede ser que ella no lo tenga. Antes de entrar en una lucha de poder, la adulta insistiendo y la niña, negándose, vale la pena intentar comprender sus motivos. Y desde esa comprensión, actuar con la empatía necesaria para evitar el conflicto.

Sin entrar en que cada persona tiene una forma única de percibir el frío o el calor y que no todas somos igual de calurosas o frioleras. Debemos tener claro que nuestros hijos están creciendo, y que no tienen la experiencia que tenemos nosotras como adultas.

Con nuestra mejor intención, intentamos adelantarnos pero es conveniente dejar que nuestra hija pase por la experiencia y sea ella misma quien pida ponerse la chaqueta si es que tiene frío.

Niña con chaqueta

Dependiendo de la edad

Evidentemente, no actuaremos igual con un niño muy pequeño que con otro más mayorcito.

Si nuestra hija todavía es pequeñita, podemos hacer que todo sea como un juego. En lugar de intentar que se ponga la chaqueta, podemos animar esa chaqueta. Hacer voces, cosquillas… cuanta más imaginación, mejor. El lenguaje del juego es el lenguaje propio de la infancia.

Pero si nuestra niña ya es algo más mayorcita, podemos explicarle que hace frío, que tenemos su chaqueta y que si ella siente que la necesita, puede pedirla y se la daremos enseguida.

No se trata de una receta mágica puesto que en temas de crianza, no hay recetas que valgan. Cada niño o niña es única, al igual que cada familia. Lo que sirve para un caso, no tiene porqué ser válido en otro.


Pero desde luego, es una forma de evitar más de un conflicto en el día a día con nuestras hijas.

Más que tratar de imponer, instalarnos en que somos las adultas quienes lo sabemos todo, podemos dejar un margen de movimiento. Podemos dejarles que vivan la experiencia, sin riesgos para su salud, obviamente, pero que sepan el sentido de por ejemplo, ponerse la chaqueta. Porque la niña tiene frío, no porque lo tiene la adulta.


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