¿Sabes cuáles son los principales miedos en la infancia? Seguro que en su momento, tú también tendrías algún que otro temor y es que suelen ser muy frecuentes. Además, es que cada etapa tiene sus propios miedos, pero es una de las reacciones más frecuentes y ante la que debemos estar preparados.
Dependiendo de cada edad podrán tener uno u otro miedo pero sin duda, será de lo más habitual y no debemos preocuparnos en exceso. Nuestra tarea consistirá en escucharlos, tranquilizarlos y a hacer que estén lo más cómodos posible. ¡Descubre a lo que nos vamos a enfrentar dependiendo de cada edad!
Miedo a las personas desconocidas
Es cierto que cuando son muy pequeños no suele suceder, pero a medida que crecen y que tienen unos 7 u 8 meses de edad aproximadamente, ya saben reconocer algunos de los rostros que ven de manera habitual. Por eso, en ocasiones cuando se acerca alguien desconocido suelen llorar o simplemente girar la cabeza y agarrarse aún más fuerte a sus padres. Claro que no en todos es la misma reacción, algunos se dejarán llevar pero sin duda, su expresión facial dirá mucho más de lo que podemos imaginar. Como decimos, es uno de los principales miedos en la infancia.
Temor a la separación
Eso de separarse de los padres es algo que llevarán realmente mal. Aunque no es siempre ni con la misma intensidad, sí que es bastante común. Puede empezar a la edad de dos o tres años y puede extenderse un par de años más, dependiendo del caso concreto. Les entrará una especia de angustia cuando ven que sus padres no están a su alrededor, lo que implica también el llanto desconsolado o el nerviosismo.
A la oscuridad: Uno de los principales miedos en la infancia
El temor a la oscuridad también suele llegar a la edad de dos o tres años. Porque ahí la imaginación ya comienza a hacer su trabajo y eso de no poder ver con claridad los ruidos que se van sucediendo, hace que el temor aumente. Sobre todo cuando duerme solo, de ahí que en muchos casos los padres optan por dejar una luz tenue que le pueda tranquilizar hasta que concilie el sueño.
A las personas disfrazadas
Lo diremos más adelante, pero es cierto que la imaginación puede jugarles malas pasadas. Aunque no solo eso, sino que cuando son pequeños no saben distinguir lo que es real de lo que no. Por eso, cuando la gente se disfraza con caretas bastante terroríficas, ellos y ellas lo interpretan como algo real que está delante. Sucede alrededor de los 3 años.
Los ruidos fuertes o repentinos
Parece que están siempre en un estado de alerta, pero si es algo que en ocasiones también nos sucede a nosotros, a los peques aún más. Porque ellos todavía no entienden de dónde proceden ciertos ruidos y todo se traduce en un temor, convirtiéndose en otro de los principales miedos en la infancia. Así que, cuando escuchan ruidos fuertes, no pueden evitar su cara de susto inicial o su llanto. Aunque como decimos, no hay una edad concreta para este miedo, porque puede aparecer desde que son bebés y extenderse en el tiempo.
Entre los 4 y 6 años su imaginación se dispara y los monstruos son protagonistas
Seguro que en más de una ocasión has tenido que mirar bajo la cama o dentro del armario. Porque nuestros pequeños van desarrollando la imaginación, van leyendo y pensando en ciertas historias que les contamos. Todo eso, puede hacer que se generen situaciones en su imaginación que den lugar a esos miedos tan habituales en la infancia. Porque no saben distinguir muy bien lo que es real y lo que no, de ahí que cualquier sombra la mal a malinterpretar. Si por encima de esto tienen pesadillas, entonces también sabemos que los miedos partirán de ellas.
Miedo a algunas personas
Es cierto que antes mencionamos el temor a los desconocidos cuando eran pequeños. Pero ahora pasamos a otra fase que llega sobre los 8 años o más y es que en lugar de los monstruos tienen miedo a que alguien entre en su casa. Es decir, los miedos también van mutando y en este caso se van asociando a problemas más reales, como a ser atacados, etc. También llegarán los que tengan relación con los problemas de cada día, con la situación que tenga en casa o quizás, en el colegio.