¿Quién no ha discutido en algún momento con sus padres, hermanos o hijos? Todos hemos tenido esos momentos en los que no siempre estamos de acuerdo unos con otros. Pero además de las ideas contrarias en sí, es importante hacer las paces tras una discusión con los hijos. Veremos los principales motivos por lo que decimos esto y que debes tener en cuenta.
Si damos los pasos correctos, dichos desencuentros pueden dar lugar a relaciones todavía más intensas y mejores en general. Ya que tras las discusiones nadie se siente bien por ello, ni un lado ni tampoco el otro. Así que, el perdón es una de los grandes ases que tenemos en la manga y quizás no le has dado la importancia que tiene, hasta ahora.
Por qué debemos hacer las paces tras una discusión con los hijos: La preocupación
Sin duda, uno de los motivos más importantes, es porque si dejamos pasar el momento esto puede causar bastante mal en los peques. Ya que hace que la preocupación sea algo más continuo, sobre todo si llegan nuevas discusiones. Por lo que minará el ánimo del niño y desde luego no será nada beneficioso. Quizás con dicha preocupación llegará otro de los momentos que tampoco son buenos y es que se pueden cerrar en sí mismos y nos costará mucho más acercarnos. Así que, recuerda que tras cada discusión, debemos hacer las paces y que llegue el momento de perdón, ahora veremos cómo.
Por la autoestima
Además de la preocupación, también llega el momento en el que tras una fuerte discusión también la autoestima queda dañada. Porque los niños no siempre entienden los motivos del problema y es por ello que quizás, su autoestima se vea reflejada porque sentirán que son rechazados. De ahí que como no queremos eso, lo mejor es hacer las paces cuanto antes y aclarar las cosas con ellos.
Por el rencor
Cuando las cosas no se hablan y se guardan, aunque sea un poco de lo malo, el rencor vivirá siempre con ellas. De ahí que hacer las paces tras una discusión con los hijos es más que importante. No queremos que el rencor sea parte de sus vidas y es por ello que tenemos que evitarlo en la medida de lo posible. Ya que si no lo hacemos, ellos pensarán que el resentimiento tiene que venir de la mano porque es lo que les estaremos mostrando.
Por la ansiedad o la tristeza
Cuando dos personas tienen una discusión, está claro que nos enfadamos y sacamos lo peor de nosotros mismos. De ahí que cuando dicha discusión es con nuestros hijos, estos pueden tener algún episodio de ansiedad y de muchos nervios. Los llantos también estarán presentes en cada momento. Por eso, la tristeza se apoderará también de ellos. Es cierto que si solamente hablamos de un momento concreto no siempre tiene por qué haber problemas pero si es algo recurrente, entonces se convertirá en una rutina con resentimientos, tristeza, nervios y mucho más que llevarán a una carga emocional bastante importante.
Espera un tiempo y expresa lo que sientes tras la discusión
Para poder hacer las paces lo mejor es darse un tiempo. Cada uno tiene el suyo, pero desde luego lo imprescindible es que no pase demasiado para que el problema no se enquiste. Cuando uno ya está un poco más relajado, entonces sí que es el momento de poder abrirse y hablar de los sentimientos, de lo que piensas y de lo que te arrepientes. Es uno de los mejores ejercicios y que cada parte tiene que realizar para que esté todo completo y quede totalmente claro. Así, cada vez que haya un problema, todos sabemos cuál es el siguiente paso y que las cosas se arreglan hablando y perdonando. Entre los dos se llegará a un entendimiento, exponiendo el motivo de nuestro enfado y a donde queremos llegar. Pero eso sí, debemos solucionarlo del todo para no seguir pensando en ello y que no quede nada agarrotado. ¿Cómo manejas tú estas situaciones?