La importancia del apego en la salud

Madre con bebé

De un tiempo a esta parte, parece que el apego se ha puesto de moda. Se habla mucho de crianza con apego pero a veces, no sabemos a qué se refiere exactamente.

Porque en el crianza, siempre existe apego. El apego es una necesidad biológica de primer orden.

Como seres sociales que somos, venimos al mundo con la necesidad innata de vincularnos afectivamente a la persona que nos cuida. El vínculo afectivo garantiza la supervivencia del individuo.

La teoría del apego

La teoría del apego resalta la necesidad de los seres humanos de establecer vínculos afectivos a lo largo del tiempo, a través de la interacción cotidiana con personas significativas que son las que se constituyen en figuras de apego.

Fue formulada por Bowlby. Médico y psicoanalista de formación y discípulo de Freud, se interesó por la relación entre la deprivación o la pérdida de la figura materna en la infancia y las consecuencias para la formación de la personalidad. Se dedicó a la investigación de las relaciones materno-filiales primero en el mundo animal, y más tarde, en madres y bebés humanos. Según Bowlby, la vivencia de una relación cálida, íntima y continuada del bebé y niño pequeño con la madre o figura sustituta es esencial para la salud mental.

El apego es importante porque además de garantizar la supervivencia, aporta seguridad. El apego seguro posibilita que el bebé o niño explore el mundo que le rodea.

apego

La calidad de la relación vincular entre la madre y el bebé es determinante en la formación de modelos operativos internos. Esto es, la representación mental del mundo y de sí mismo que tiene el niño depende de cómo haya sido cuidado. Si sus necesidades son escuchadas y atendidas con eficiencia, percibirá que es valorado y que el mundo es un lugar agradable. Si por el contrario, sus necesidades emocionales no son atendidas como corresponde, interiorizará que no es merecedor de atención y el mundo será un lugar amenazador y peligroso.

Esta representación del mundo y de uno mismo perdurará durante toda la vida y afectará a todas las relaciones de la persona. Los vínculos desarrollados en la infancia serán el modelo de los vínculos que se desarrollen en la vida adulta.

El vínculo afectivo se va construyendo a lo largo del tiempo a través de la interacción en la madre o figura sustituta y el bebé o niño pequeño.

Mary Ainsworth, otra referente en la teoría del apego, destacó que el factor más importante en la interacción con el bebé es la respuesta sensible de la madre. Esta respuesta sensible es la capacidad para percibir las señales del bebé y no ignorarlas. Interpretarlas adecuadamente contactando en ellas, empatizando con el bebé. Y finalmente, satisfacerlas lo antes posible.


La respuesta sensible está en la base de la formación del vínculo seguro, el que nos interesa por ser el saludable.

Tipos básicos de apego

Existen diferentes tipos de vínculos. M. Ainsworth estudió las conductas de apego entre cuidador principal y bebé. Desarrolló la “situación extraña”, una práctica de laboratorio para evaluar la conducta del niño pequeño ante la separación de la madre. Esta práctica se desarrolla en una habitación extraña para el bebé y puede aplicarse a partir de los 12 meses.

bebé jugando

Dependiendo de la conducta del bebé ante la separación y el posterior reencuentro, tenemos que hay vínculos seguros y vínculos inseguros.

Hay un vínculo seguro cuando el bebé muestra incomodidad, nerviosismo, llanto y ansiedad ante la separación de la madre. Al marchar la madre, interrumpe la exploración y el juego para buscarla. Cuando la madre vuelve, el bebé busca la proximidad y el consuelo de la madre, retomándose poco después la exploración y el juego.

Cuando el bebé reacciona de otras formas, nos encontramos ante un vínculo inseguro. A su vez, el vínculo inseguro se divide en otros tres: evitativo, ambivalente y desorganizado.

El bebé con un vínculo inseguro evitativo no presentará ninguna reacción emocional externa ni seguirá a la madre cuando ésta salga de la habitación. Seguirá jugando sin mostrar signos de angustia. En el reencuentro no habrá alegría y el bebé no buscará la proximidad de la madre. Estos niños con apego inseguro evitativo desarrollan conductas de indiferencia ante la separación y el contacto como mecanismo defensa. Son niños catalogados como “independientes” a una edad en la que no deberían serlo. Las madres de estos bebés suelen rechazar el contacto corporal con sus hijos. Estos niños sufren serias carencias emocionales aunque a simple vista no podamos percibirlas.

Los bebés con vínculo inseguro ambivalente sufrirán angustia y ansiedad extrema cuando la madre abandone la habitación. Quedarán inhibidos tras la marcha de la madre. No explorarán ni jugarán. Cuando la madre entre de nuevo y se produzca el reencuentro, el bebé tendrá una conducta agresiva y alternará la necesidad y la resistencia al contacto físico y afectivo. El bebé actúa así porque la madre es muy poco coherente con las respuestas a sus necesidades, sus reacciones están basadas en sus propios estados de ánimo, sin tener en cuenta el estado emocional del bebé.

Por último, está el apego desorganizado, que ya se trata de una situación patológica. Se da en bebés y niños sometidos a negligencias familiares, maltrato, abusos sexuales… La figura de apego es al mismo tiempo fuente de temor y de necesidad de seguridad y amor.

Para concluir, el apego es garantía de supervivencia. Todos necesitamos desarrollar vínculos afectivos con las personas cercanas para poder vivir.


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      Nuria dijo

    Como una madre no hay nada y el apego que tenemos no tiene precio. Precioso post, gracias