is
Uno de los recuerdos más dolorosos para un hijo es revivir la imagen de sus padres peleando o discutiendo delante de ellos. Porque además de ser un recuerdo doloroso, les desestabiliza emocionalmente. Cuando hay que discutir en pareja hay que hacerlo en privado y si una pareja no se lleva bien, por el bien de los hijos la mejor decisión es vivir felices, pero cada uno en su casa.
Los padres están para proteger a sus hijos y cuando hay gritos o agresiones los niños se desestabilizan, ¿cómo puede confiar en dos personas que se tratan mal? Se siente indefenso y muy asustado. Las discusiones en los niños dejan una herida emocional en los niños muy profunda… y esto hará que no sepan regular ni reconocer sus propias emociones.
Cuanto más tiempo pasen los niños expuestos a esas agresiones mayor será la dificultad para regular sus propias emociones negativas como tristeza, abandono o miedo… puesto que son las emociones que más sintieron y les generaron ansiedad y depresión, lo mismo que sufrirán siendo adultos si siguen expuestos a este tipo de ambiente.
Es cierto que discutir es normal en los padres, pero es absolutamente necesario saber controlarse y hacerlo en privado. Hay que ponerse en el lugar de los niños porque ellos no entienden de razón y piensan que son culpables o tienen miedo de lo que pasará después.
Enseñarles a gestionar los conflictos es un deber imprescindible para los padres y además, si surge cualquier tensión hay que tranquilizarles. La comunicación es el recurso más importante que tenemos y más, cuando se trata de los niños. Si tus hijos presencian un conflicto, pídeles disculpas por lo que han tenido que vivir e intenta que no vuelva a pasar más. Si en casa las discusiones son habituales, buscar ayuda profesional es una opción.