Mitos sobre la lactancia materna: los que afectan al sabor de la leche

Mitos en lactancia

Existen muchos mitos y falsas creencias con respecto a la lactancia materna. Leche que se convierte en agua, el consejo de beber mucha leche para producir leche son dos de ellos pero hay muchos más.

Hoy nos centraremos en algunos mitos relacionados con el sabor de la leche materna.

¿Cuáles son estos mitos?

Hay quien afirma que durante el periodo de lactancia, la mujer debe evitar el consumo de determinados alimentos porque modifican el sabor de la leche. Ajos, cebollas, alcachofas y espárragos son algunos de los alimentos desaconsejados.

Mitos en lactancia materna

Es cierto que estos alimentos modifican el sabor de la leche materna pero este cambio no tiene porqué disgustar al bebé. Es más, se sospecha que las variaciones en el sabor de la leche pueden facilitar la introducción de nuevos alimentos al estar el bebé familiarizado con diferentes sabores.

Si nuestro bebé no rechaza mamar después de que hayamos consumido cualquiera de estos alimentos, no hay porqué dejar de hacerlo. En cambio, si notamos cambios en la conducta del bebé cuando consumimos determinado alimento se aconseja eliminarlo de la dieta de forma transitoria.

Ejercicio

Otro mito en relación al sabor de la leche materna es el que afirma la mujer que amamanta no debe realizar ejercicio físico. Existen casos de bebés y niños que rechazan mamar después de que su madre haya realizado ejercicio físico de manera intensa, pero no es la norma. Se atribuía el cambio de sabor de la leche materna al aumento del ácido láctico aunque no está demostrado que este sea el motivo del rechazo. Parece ser que la producción de sudor también puede afectar al gusto del bebé por el sabor salado del mismo. Una sencilla manera de evitar este rechazo es amamantar antes de realizar el ejercicio físico.

El último mito está relacionado con un nuevo embarazo. Sí que es cierto que el embarazo afecta al sabor y a la producción de leche pero el bebé o el niño no tiene porqué rechazar el pecho. Aunque todavía podemos escuchar que no se puede dar pecho estando embarazada, la evidencia demuestra que el riesgo de aborto es mínimo si se trata de un embarazo de bajo riesgo. Por tanto, el embarazo no es motivo de destete. Solo debería plantearse cuando el embarazo es de riesgo (embarazos múltiples, antecedentes de abortos o partos prematuros).

En relación al embarazo, hay que tener presente que la lactancia materna no es método anticonceptivo fiable. Si queremos evitar un embarazo conviene recurrir a otros métodos más efectivos.


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