Si quieres reducir las rabietas en tus hijos pequeños (y no tan pequeños), entonces lo ideal es que te planifiques las necesidades de tu hijo y evitar así, en la medida de lo posible, las situaciones que pueden preparar a los conflictos. Si tienes un hijo pequeño que se pone nervioso en los supermercados, entonces es mejor evitar ir a comprar con él.
Si cuando tiene hambre se pone muy molesto, entonces será necesario que haga todas sus comidas al día. O si por ejemplo, suele estar bastante casando a última hora de la tarde, necesitará empezar sus rutinas de la noche a tes para ir a dormir temprano.
Después de los primeros años de vida de tus hijos, sabrás en qué momentos del día los estados de ánimo del niño son más fáciles de manejar, y luego puedes estructurar el día en consecuencia a esto. Las mañanas puede ser estupendo para los padres, cuando los hijos están en el colegio y pueden tener tiempo de calidad de adultos.
Hacia el final del día, generalmente es el momento de la incomodidad, de las cuatro a las ocho de la tarde, «horas felices» cuando los bebés suelen ser los menos manejables. Trata de evitar actividades inquietantes durante esas horas y concéntrese en satisfacer las necesidades de tus hijos.
Si quieres salir con tus hijos debe estar planeado, saber cómo se comportarán para prever posibles problemas y hacerles frente de la mejor manera posible. Cuando aprendas a planificar el día entorno a la personalidad y a los intereses de tus hijos, te darás cuenta cómo los días serán mucho más fáciles. Pero por supuesto, tampoco debes alejarte a ti misma de tu horizonte ni tampoco satisfacer todas las necesidades o caprichos de tus hijos. La clave está en encontrar el equilibrio en la vida familiar para que todos estén contentos en el día a día.