En estos días millones de niños en todo el mundo esperan impacientes la llegada de Papá Noel. Conocido también como Santa Claus, San Nicolás, Padre Hielo o Viejito Pascuero, este mítico viejecito de barba blanca que reparte regalos, es uno de los personajes más conocidos y esperados de la Navidad.
Solemos pensar que Papá Noel es un personaje inventado para alegrarnos la navidad e incentivar el consumo. Pero, ¿Sabías que Papá Noel existió realmente?. Desde luego no tal y como lo conocemos ahora, vestido de rojo y montado en un trineo. Pero sí como un personaje asociado al cristianismo y a la caridad.
¿Quieres saber más?. Sigue leyendo y sorprende a tus hijos contándoles la historia del verdadero de Papá Noel.
La leyenda de San Nicolás
Cuenta la historia, allá por el siglo IV, en una ciudad llamada Patara ( en la actual Turquía), nació un niño al que pusieron por nombre Nicolás. Nicolás que creció en el seno de una familia adinerada, destacó desde muy pequeño por su enorme generosidad y bondad, con los más necesitados.
Sin embargo, Nicolás no tuvo suerte. Siendo muy joven, perdió a sus padres que murieron víctimas de la peste que azotó a su ciudad. Nicolás decidió entonces repartir todos sus bienes y trasladarse a vivir con su tío, el obispo de Mira. Junto a él se ordenó como sacerdote. Con el tiempo, al fallecer su tío, Nicolás le sustituyó en su cargo, continuando con sus obras de caridad con las personas más pobres. En torno a su figura destacan varias historias de milagros y de sus bondades hacia los niños y los más necesitados. Tanto es así que se convirtió en patrón de Turquía, Rusia y Grecia.
¿De dónde proviene su fama de repartir regalos?
Su mítica fama de repartidor de regalos se basa en una historia que cuenta como un hombre llamado Teófilo, estaba desesperado por no poseer la dote necesaria para casar a sus hijas. Al carecer de este dinero, las hijas de Teófilo, estaban condenadas a quedar solas y desamparadas tras la muerte de su padre. Enterado de la situación, Nicolás, quiso ayudarlas y, aprovechando la cercanía de la Navidad, decidió materializar su ayuda, entregando una bolsa de monedas de oro a cada chica. Pero como era tan humilde, quiso hacerlo en secreto. Así es que cada año, cuando una de las niñas se convertía en casadera, entraba en la casa de la familia y depositaba las monedas en las medias que las chicas colgaban de la chimenea para que se secasen. Así fue como Nicolás dió origen una tradición que se mantiene hasta nuestros días.
Nicolás murió el 6 de Diciembre del año 345. Al ser esta fecha tan cercana a la Navidad, alimentó mitos y leyendas en las que se veía al Santo repartiendo regalos y golosinas a los niños en los días previos a la celebración. Sus restos fueron sepultados en Mira. Pero con la invasión musulmana, los cristianos lograron sacar en secreto sus reliquias (1087) y las llevaron a la ciudad de Bari en Italia. Por eso también se le conoce como San Nicolás de Bari.
La transformación en Santa Claus
Cuando en el S.XVII, los emigrantes holandeses llegaron a Estados Unidos, llevaron con ellos sus mitos y tradiciones, entre ellos la de San Nicolás, su patrono, cuya festividad celebran entre el 5 y 6 de diciembre.
Con el transcurso de los años numerosos escritores, poetas y dibujantes fueron adaptando el personaje en sus obras hasta llegar al anciano barbudo, regordete y bonachón que es hoy. Sus vestimentas se basaron en la de los obispos de viejas épocas y que ya poco tenían que ver con el aspecto de San Nicolás de Bari.
En 1931, una conocida marca de refrescos, encargó a un dibujante que remodelara la figura de Santa Claus para sus spots publicitarios. En ellos, el anciano aparecía vestido de rojo y blanco. Y, aunque con anterioridad algunos ilustradores habían representado su vestimenta con esos colores, la masiva campaña publicitaria de la marca, se considera el principal motivo por el que Santa Claus terminó vestido tal y como lo conocemos actualmente.