El buen carácter no es algo con lo que naces. El desarrollo del buen carácter comienza cuando eres un niño, y es esencial que los padres y los maestros prioricen la enseñanza de las cualidades positivas del carácter.
A través de actividades, juegos, lecciones y experiencias del mundo real, los niños pueden crecer en carácter y comprender cómo estos rasgos importantes los hacen más felices, más exitosos y más resistentes.
Los rasgos de enseñanza como la amabilidad, el respeto y la responsabilidad también ayudan a los niños a desarrollar la autoestima, así como los valores morales y éticos. Al enseñar estos rasgos a los niños, los modelos a seguir para adultos deben considerar lo siguiente:
- Concentrarte más en reforzar los buenos rasgos en lugar de señalar los malos.
- Ofrezcer a los niños formas más positivas de comportarse y reaccionar cuando exhiban rasgos de mal carácter.
- Hablar con los niños cómo estos buenos rasgos tendrán un impacto positivo en sus vidas y los harán más exitosos.
- Establecer estándares altos (pero apropiados para la edad) para los niños y hacer que esos estándares sean claros y procesables.
- Usar libros y otra literatura con historias que refuercen el carácter positivo.
- Dar un buen ejemplo para que los niños emulen y aspiren.
Establecer este buen ejemplo significa que los adultos deben verse a sí mismos para evaluar sus propias habilidades y trabajar para mejorar cualquier área donde sus rasgos puedan ser débiles. Es necesario ser un buen modelo a seguir para los niños desde el momento en que nacen.
Solo de esta manera los niños podrán saber cómo deben comportarse correctamente y de qué manera pueden tener una buena salud mental y emocional. El carácter forma parte de la personalidad pero nos ayudará a estar bien con nuestro entorno y con nosotros mismos. ¡Los niños para tener un buen carácter necesitan un buen ejemplo de ello de sus padres!
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